
Es difícil encontrar películas de comedia o románticas que tengan esa chispa que los llamados chick flicks de los 2000s tenían; cintas que rápidamente se volvieron clásicos, muchas con historias que buscaban empoderar a la mujer (o al menos para los cánones sociales y publicitarios de la época). “Legalmente Rubia”, “Si yo tuviera 30” o “El Diablo se viste a la moda” fueron algunos de esos referentes que a muchos nos hicieron soñar en grande en la juventud, pero en muchas ocasiones toparnos con una realidad un poco más complicada de lo que esperábamos y eventualmente quizá, dejar a un lado muchos de los planes que teníamos y las virtudes que formaban parte de nuestra versión más joven.
Pues el fin de semana decidí darle la oportunidad de uno de los estrenos más recientes de Netflix que sin esperar mucho, logró llevarme a esos días de magia y sin pensarlo dejarme un sencillo, incluso trillado, pero grato mensaje. Protagonizada por Sofía Carson, “Mi lista de deseos (The Life List)” es dirigida y coescrita por Adam Brooks a quien podemos recordar por trabajos como “Definitivamente, quizás” y “Bridget Jones: Al filo de la razón”, y es justo en ese mismo tono que en esta ocasión nos trae la historia de Alex Rose, quien luego de la muerte de su madre (que a los ojos de hermanos solapaba el estilo de vida mediocre de su hija) va a iniciar un camino de redescubrimiento cuando como última voluntad y condición para recibir su herencia, deba cumplir con la lista de deseos de vida que escribió cuando tenía solo 13 años. Molesta y desconcertada, Alex va a iniciar una carrera contra el tiempo por lograr todas las metas puestas en papel y siendo aconsejada muchas veces por su madre a través de varias grabaciones que le dejó en DVDs para reproducir al cumplimiento de cada una, la protagonista va reencontrándose con la mirada de ella misma años atrás, volviendo a sentir las necesidades que aprendió a silenciar por un trabajo seguro en la empresa de la familia y la comodidad de una relación sin verdadero cariño que tal vez no le está ayudando a desarrollar su potencial.
Un trama que bien podría tener la superficialidad de cualquiera de las películas navideñas que invaden canales y plataformas durante el invierno pero que si bien, cuestionamos muchas de la situaciones que los personajes involucrados plantean durante las 2 horas de duración que tiene este proyecto, los grandes aciertos que la llevan a ser una película reconfortante para muchos de nosotros recaen en el encanto que la actriz de origen colombiano tiene en pantalla (quien en todo momento tiene el carisma para entretenernos), y el factor nostalgia al que aluden ligeramente con detalles como las canciones de The Pussycat Dolls o The Ting Tings y ese claro, aunque simple mensaje sobre las segundas oportunidades y que nunca es tarde para retomar tus sueños; y lo que dicen por ahí a muchos está haciendo cuestionar, si la relación en la que te encuentras te está acercando a tu mejor versión o no.
Una película que puede tener errores y lugares comunes, como la cierta ingenuidad que Alex llega demostrar; la situación romántica que, aunque vemos venir desde el inicio nos toma por sorpresa en un momento poco apropiado, o el cuestionable secreto familiar, pero “Mi lista de deseos” realmente tiene algo del brillo de los proyectos que nos encantaron a muchos en nuestra juventud y por ello sus ideas nos llegan tan claramente. Sin tener conexión directa se siente como reencontrarte con un viejo amigo; con uno mismo. Para nada esperen cine digno una ovación de 11 minutos como en los festivales especializados de los que uno ya no puede ni confiar, pero si están buscando una opción amena, la calidez de esta película les hará pasar un buen rato a treintañeros y no tanto. “Mi lista de deseos” se encuentra ya disponible en Netflix.
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