Migrantes en NY mantienen bajo perfil para no ser deportados

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Migrantes que llevan meses o décadas viviendo en Estados Unidos mantienen un bajo perfil desde el inicio de las deportaciones masivas anunciadas por el presidente de ese país, Donald Trump.

La incertidumbre ha obligado a muchos otros a permanecer en casa o modificar sus rutas de transporte hacia sus espacios laborales.

“Para andar lo menos expuesto en las calles, en lugar de tomar el Metro ahora estoy tomando Uber a mi trabajo”, dijo Víctor a MILENIO, un migrante mexicano que lleva más de siete años viviendo en Nueva York.

Como él, también camareras han optado por limitar sus salidas y usar pelucas como parte de un “camuflaje racial”.

Yelena, originaria de República Dominicana, atiende una Wig Shop and Supply (tienda de pelucas), en Bushwick, Brooklyn, y asegura que en los últimos días se ha reportado un incremento en la venta de estas piezas en tonos claros y rubios.

“Parece que es una broma, pero ha llegado gente a comprar pelucas y extensiones rubias como para disimular su físico. Es algo heavy”, expresó.

Aunque Nueva York se considera una ciudad “santuario” para los migrantes indocumentados, la avenida Roosevelt calle 74, en el vecindario de Jackson Heights, dentro del condado de Queens, luce discreta y vacía.

Es una gran avenida dominada por migrantes de todas partes del mundo, y donde pululan vendedores ambulantes, burdeles ilegales, restaurantes de comida de países como Nepal, Bangladesh, Ecuador o México.

En esa misma calle kilométrica donde es común encontrar personas que venden tamales y ofrecen documentación falsa como números de seguridad social o residencias ficticias, luce completamente solitaria y silenciosa.

Otro punto clave para las redadas son los Home Depot, donde hombres ofrecen sus servicios de construcción a cambio de un pago en efectivo, que no requiera una transacción bancaria, a fin de no ser rastreados.

“Si hay temor, nos documentamos a través de lo que dicen las redes sociales y los noticieros locales. Nuestro aspecto físico tampoco ayuda. Nos sentimos perseguidos, como si fuera una cacería”, dijo José a MILENIO, de Guatemala.

Abogados de inmigración han recomendado a los migrantes cargar consigo algún documento que muestre que lleva más de dos años en el país, además de no contestar preguntas que puedan ser hechas por agentes de ICE y solicitar a un abogado.

En tanto el alcalde de Nueva York, Eric Adams, dijo que: “mermar la ansiedad de nuestros inmigrantes es una prioridad”, al mismo tiempo que pidió que sigan asistiendo a la escuela, usen los hospitales y los servicios de policía.

Una frontera que está movilizada por el arribo de migrantes deportados diariamente es la de Ciudad Juárez, Juárez y El Paso, Texas.

El obispo, Mark J. Seitz, alertó sobre una crisis humanitaria derivada de estas acciones ordenadas por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.

“En la frontera, estamos viendo muchas acciones drásticas del gobierno federal relacionadas con la inmigración que afectan profundamente a nuestra comunidad local y provocan preocupaciones morales y humanitarias urgentes.

“El fin de la política de ubicaciones sensibles del Departamento de Seguridad Nacional infunde miedo en el corazón de nuestra comunidad, echando cínicamente un manto de ansiedad sobre las familias cuando están adorando a Dios, buscando asistencia médica y dejando y recogiendo a los niños en la escuela”, expresó.

Agregó que, “también hemos visto el cierre indiscriminado de la frontera a los solicitantes de asilo y el regreso de la mal concebida póliza de permanecer en México, violando el debido proceso y restringiendo las pocas opciones legales disponibles para los más vulnerables que llaman a nuestra puerta buscando compasión y ayuda”, aseguró.

En respuesta, la Diócesis de El Paso informó que continuará educando a sus fieles sobre sus derechos, proporcionando servicios legales y trabajando con líderes comunitarios para mitigar el daño de la aplicación indiscriminada de las leyes de inmigración.

A través del Fondo de Asistencia a Refugiados Fronterizos, en colaboración con el Instituto Fronterizo Hope, dijo estar preparada para canalizar ayuda humanitaria adicional a los migrantes que se encuentran varados en Ciudad Juárez.

El obispo prometió solidaridad; “confiando en que el señor Jesucristo, traerá el bien incluso de este momento de dolor, y que este tiempo de prueba será sólo el preludio de una reforma real, de una sociedad reconciliada y de justicia para todos los que se ven obligados a emigrar”.

Las dos amenazas en la frontera: aranceles y deportaciones masivas

A su vez, Thor Salayandía, líder del Bloque Empresarial Fronterizo, indicó que desde la candidatura de Trump, la inversión y el empleo dejó de llegar a las ciudades fronterizas.

“Ciudad Juárez ha perdido casi 43 mil empleos de la maquiladora. No estamos preparados como ciudad, ni como país para recibir tanta gente. Hay temor de que nos llenaremos de gente sin dinero ni trabajo lo que implica una crisis humanitaria que puede convertirse en una crisis de seguridad también”, dijo en entrevista para MILENIO.

Aseguró que el gobernador de Texas, Greg Abbot, también ha sido muy duro con los empresarios juarenses en los últimos meses. 

“Nos ha cerrado la frontera. Hay muchas interrogantes y con un dictador en expansión. Tenemos poca actividad económica; hay mucha gente queriendo trabajar pero hay poco empleo”.

Como un llamado de auxilio, Salayandía pidió al gobierno mexicano, trabajar de manera bilateral en una política industrial, fortalecer el mercado interno y el comercio exterior, estimular a los pequeños y medianos empresarios.

Crédito: Milenio

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