Sara Rivers Cofield, una coleccionista de prendas antiguas, compró un vestido victoriano en el centro comercial de antigüedades de Maine.
El vestido era de la década de 1880 y presentaba un corpiño ajustado, armazón hinchado y puños de encaje. Sin embargo, a pesar de su antigüedad y sus delicados bordados, el vestido y su tejido estaban intactos.
La mujer incluso regateó y compró el vestido por 100 dólares en 2013, sin embargo, fue después de un tiempo, cuando encontró un bolsillo secreto escondido entre la tela de la victoriana prenda y tenía dos hojas de papel arrugadas con listas de palabras y lugares al parecer aleatorios.
Las notas parecían representar el tiempo, además, tenían una etiqueta cosida al vestido con un nombre escrito a mano: Bennett.
En una entrevista concedida a CNN, Cofield compartió que estaba desconcertada debido al mensaje que descubrió.
“¿Qué querían decir y por qué Bennett necesitaba un escondite súper secreto”, pensó la mujer quien además calificó el vestido como salido de “Hamlet” de William Shakespeare.
Sara se dio a la tarea de intentar descifrar el mensaje publicando la historia del vestido en su blog en busca de ayuda, así, decenas de internautas acudieron a su llamado, sin embargo, no lograron descifrar el extraño mensaje al que apodaron “criptograma del vestido de seda”.
Las teorías de conspiración no se hicieron esperar y algunas personas especularon que especularon que Bennett era un espía que usaba palabras codificadas para comunicarse.
Otras personas especularon que era una forma de comunicación relacionada con el telégrafo.
Sara abandono su blog por un tiempo y de vez en cuando lo abría para saber si el mensaje ya había sido descifrado
“De vez en cuando veía que se había publicado un comentario o que algún otro descifrador de códigos me enviaba un correo electrónico y me decía: ‘Oye, todavía estoy interesado en esto’, pero nadie lo resolvió”.
Wayne Chan, investigador de la Universidad de Manitoba en Canadá, también intentó resolver el código en línea en el verano de 2018. Le dijo a CNN que miró 170 libros de códigos y ninguno de ellos coincidía con el mensaje.
Después de un tiempo, comenzó a investigar el telégrafo y, a principios del año pasado, logró un gran avance.
Compartió que los mensajes codificados eran, de hecho, un informe meteorológico. Y no fueron cifrados para mantener el secreto, sino porque el código permitía a los meteorólogos acortar los informes meteorológicos detallados a unas pocas palabras, dijo Chan.
Para que la mensajería por cable a través del telégrafo fuera económica, se desarrolló una especie de taquigrafía.
“Desde que las empresas de telégrafos cobraban según el número de palabras de un telegrama, se hicieron populares los códigos para comprimir un mensaje y reducir el número de palabras”, escribió el investigador Wayne Chan de la Universidad de Manitoba.
Sin embargo, hasta ahora no está claro quién era Bennett y por qué tenía códigos meteorológicos escondidos en un bolsillo secreto.
Excelsior