Hace más de 50 años, un grupo de científicos planteó una teoría fascinante: un tenue campo de energía alrededor de la Tierra afectaba las capas superiores de la atmósfera. Durante décadas, este concepto fue solo una hipótesis sin evidencia concluyente, pero recientemente, un equipo de la NASA ha confirmado su existencia. Este hallazgo marca un hito en la investigación espacial, pues demuestra la existencia de lo que se ha denominado el campo ambipolar, un tercer campo energético en la Tierra que cambia nuestra comprensión sobre cómo funcionan las fuerzas que afectan a nuestro planeta y su atmósfera.
El origen de la hipótesis: De teorías a evidencias científicas
En 1968, los primeros astronautas que viajaron al espacio detectaron un fenómeno extraño: partículas escapando de la atmósfera terrestre hacia el espacio exterior, un viento supersónico de iones. Los científicos comenzaron a especular que una fuerza invisible podría estar empujando estas partículas fuera de la atmósfera. En este contexto, nació la idea del campo ambipolar, un campo eléctrico que empujaba las partículas en dirección hacia el espacio.
A lo largo de los años, muchos intentaron demostrar su existencia, pero solo hasta hace poco los avances tecnológicos y las misiones espaciales lograron medir este campo de manera precisa.
¿Qué es el campo ambipolar?
El campo ambipolar es un campo eléctrico que interactúa con las partículas de la atmósfera de manera muy diferente a los dos campos conocidos previamente: el gravitatorio y el magnético. Mientras que el campo gravitatorio es el responsable de mantener todo lo que existe en la Tierra, desde objetos hasta la atmósfera misma, el campo magnético actúa como un escudo protector contra el viento solar.
El campo ambipolar, por su parte, genera un viento de partículas que se mueve desde los polos de la Tierra hacia el espacio. Este fenómeno no solo expulsa partículas ligeras, como el hidrógeno, sino que también eleva iones más pesados, como el oxígeno, lo que favorece la expansión de la atmósfera.
El equipo de la NASA, al cual se le atribuye la confirmación de esta hipótesis, utilizó la misión Endurance para estudiar el campo ambipolar. Lanzada en mayo de 2022 desde el archipiélago noruego de Svalbard, la misión incluyó un pequeño cohete suborbital que alcanzó una altitud de 768 kilómetros. Durante el vuelo, a unos 518 kilómetros de altura, los instrumentos del cohete detectaron un diferencial eléctrico de 0.55 voltios, lo cual resultó ser suficiente para confirmar la existencia del campo ambipolar.
Este descubrimiento, publicado en la prestigiosa revista Nature, fue un paso fundamental en la ciencia espacial y una de las investigaciones más emocionantes de la última década.
Una de las características más sorprendentes del campo ambipolar es su capacidad para contrarrestar la fuerza gravitatoria. El campo tiene la habilidad de «vencer» la gravedad, acelerando los iones hasta alcanzar velocidades supersónicas y enviándolos al espacio. Este fenómeno plantea una nueva forma de entender la expansión de la atmósfera en los polos, que ocurre a un ritmo más rápido de lo que la gravedad podría permitir.
Glyn Collinson, uno de los científicos clave en este descubrimiento, señala que «cualquier planeta con atmósfera debería tener un campo ambipolar«. Este hallazgo no solo es crucial para la Tierra, sino que también abre una ventana para estudiar otros planetas y cuerpos celestes, ayudando a entender cómo las atmósferas evolucionan en el espacio.
A pesar de los avances, los investigadores de la NASA y otros científicos internacionales coinciden en que aún hay mucho por descubrir sobre el campo ambipolar y su impacto en el planeta. A medida que se realicen nuevos estudios, se espera que podamos comprender mejor cómo este campo energético ha influido en la formación y evolución de la atmósfera terrestre, los océanos y hasta la vida misma.
Además, este descubrimiento tiene importantes implicaciones para la exploración espacial futura, ya que permite tener una mejor comprensión de los fenómenos que afectan a los planetas con atmósferas similares, como Marte, Venus o incluso exoplanetas.
El hallazgo del campo ambipolar por parte de la NASA no solo es una confirmación de una hipótesis de hace 60 años, sino que marca un antes y un después en la investigación espacial. Nos permite entender mejor la relación entre la atmósfera y los campos energéticos, abriendo nuevas preguntas sobre cómo las fuerzas invisibles afectan a nuestro planeta y a otros cuerpos celestes.
A medida que los científicos continúan investigando este campo, es probable que surjan nuevas teorías que cambien nuestra visión del universo. La NASA y sus socios internacionales seguirán explorando los misterios de la atmósfera terrestre y más allá, con la esperanza de desvelar otros secretos que podrían transformar nuestra comprensión del cosmos.
Crédito: La Verdad Noticias