Nueva York dedica un festival a sus palomas

Nueva York Dedica Un Festival A Sus Palomas Y Reivindica Mayor Protección Para Las Aves

La ciudad de Nueva York dedicó este sábado un festival a las palomas, las aves más típicas de los entornos urbanos, al que acudieron aficionados a la ornitología de todas las edades y grupos de activistas que reivindicaron mayores protecciones para los pájaros.

El “Pigeon Fest” (Festival de la paloma) convocó a decenas de personas en el parque elevado del High Line de Manhattan, presidido desde hace más de medio año por una enorme escultura de una paloma, de más de 5 metros de altura, obra del artista colombiano Iván Argote.

Argote dijo a EFE que quiso hacer “un monumento a una figura icónica de Nueva York como es la paloma, pero que a la vez es marginal y mal amada”, y apostilló que estas aves “también son migrantes” en el mundo natural, por lo que su presencia invita a la “empatía” humana.

“Todo tiene que ver con la empatía: podemos querer a las otras especies con las que vivimos”, apostilló el escultor, que se mostró encantado con la “idea de generar comunidad” en el Día Nacional de la Apreciación de las Palomas, al que fueron invitadas ONG de conservación y artistas.

A lo largo de un tramo del parque resguardado de la lluvia, se juntaron personas disfrazadas de paloma, candidatos a su mejor “imitador”, jóvenes que jugaban a lanzar huevos -de plástico- en atracciones de feria y, en general, gente con curiosidad por el mundo de los pájaros.

“Las palomas siempre encuentran su camino de vuelta a casa y fueron nuestras ‘compañeras de guerra’, ya que servían para enviar mensajes, eso me fascina”, comentó un joven voluntario del High Line llamado Ronan, que lucía una gorra con un muñeco del ave.

Varios asistentes incluso sacaron a pasear a sus palomas domésticas, una inusual escena en la que sus mascotas, protegidas por un arnés y una cinta, se prestaban a subir en manos ajenas y entrecerraban los ojos tiernamente cuando les acariciaban el plumaje.

En un ‘stand’, una responsable del Laboratorio de Ornitología de Cornell, Natalie Sloan, señaló que pájaros y humanos “comparten los mismos hábitats, por lo que si a ellos no les va bien, a nosotros tampoco”, algo que intentan dilucidar a través de aplicaciones participativas como E Bird.

En otra caseta, una foto homenajeaba a Flaco, un célebre búho escapado de un zoollógico que hizo de Central Park su hogar durante la pandemia de covid-19, y cuyo apodo ahora da nombre a una serie de proyectos de ley de conservación enfocados en las aves.

Las normas, que están en trámite, “ayudarían a evitar las muertes de un cuarto de millón de pájaros cada año, como Flaco”, que murió, en parte, por intoxicación con veneno para ratas, explicó Edita Birnkrant, directora ejecutiva de la ONG New Yorkers for Clean, Livable and Safe Streets (NYCLASS).

Las “leyes de Flaco” también tienen como meta que muchos edificios altos coloquen pegatinas en sus ventanas, una trampa mortal para las aves migratorias que chocan contra ellos y convierten los alrededores de los rascacielos en cementerios, agregó la activista.

Y, mientras en un extremo del festival unos artistas vestidos de paloma cantaban en un escenario, para deleite de los más pequeños, otro grupo promocionaba la iniciativa musical BirdSong Project, una colección de canciones de reconocidos artistas, inspiradas por los cantos de los pájaros.

El ambiente distendido del evento junto al centro comercial de lujo de Hudson Yards contrastaba con la enérgica marcha que discurría a unos bloques, en el céntrico Bryant Park, donde las palomas hacían su principal papel urbano, de testigos, en una gran manifestación contra el Gobierno de Donald Trump.

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