
El grupo de rock británico Pink Floyd publicó este viernes el álbum ‘Pink Floyd at Pompeii – MCMLXXII (2025 Mix)’, con el que rememora su histórico concierto en el anfiteatro romano de Pompeya (Italia), publicado originalmente en 1972, en una versión restaurada.
La banda formada por David Gilmour, Nick Mason, Roger Waters y Richard Wright filmó en este emblemático escenario del año 70 a.C en octubre de 1971, sin más público que el equipo de grabación, para la película ‘Pink Floyd: Live at Pompeii’ (1972), dirigida por Adrian Maben.
Más de medio siglo después esta actuación ve, por primera vez, la luz en formato de álbum, que cuenta con una decena de temas, entre los que se incluyen como ‘bonus tracks’ una versión alternativa de ‘Careful with that axe, Eugene’ y la grabación original -y sin editar- de ‘A saucerful of secrets’.
Con una duración cercana a una hora y media, ‘Pink Floyd at Pompeii – MCMLXXII’ inicia, tras una breve introducción, con la primera parte de su ‘Echoes’ (Ecos) retumbando a golpe de guitarra y batería en las piedras milenarias de Pompeya durante 11:55 minutos.
El resto del repertorio se completa con ‘Careful with that axe, Eugene’; ‘A Saucerful of Secrets’; ‘One Of These Days’, ‘Set the Controls for the Heart of the Sun’, además de ‘Mademoiselle Nobs’, como se conoce a la única actuación capturada en vivo de su tema ‘Seamus’.
Algunas de las canciones del álbum del concierto de Pompeya se completaron, realmente, en los estudios Europasonor de París (Francia). Es el caso de esta última, donde hace una aparición especial una perra Borzoi llamada Nobs, cuyos aullidos al micrófono se mezclan con el sonido de las armónicas de la banda.
Como colofón final, ‘Pink Floyd at Pompeii – MCMLXXII’ cierra con la segunda parte de ‘Echoes’, de 13:23 minutos de duración, además de los mencionados ‘bonus tracks’ alternativos y sin editar.
El de Pompeya es uno de los conciertos más especiales de la banda, filmado tan solo unos meses antes del lanzamiento de ‘The Dark Side Of The Moon’, su trabajo discográfico más reconocido y considerado uno de los mejores álbumes de la historia de la música, con el puesto 55 en la lista de la revista ‘Rolling Stone’.
El director del documental de 1972, Adrian Maben, explicó en una entrevista con ‘Brain Damage’ en 2003 que la idea original de la cinta pretendía combinar la música de Pink Floyd con el arte surrealista de Magritte o De Chirico, pero acabó escogiendo Pompeya tras sufrir un incidente en la ciudad romana mientras estaba de vacaciones con su pareja.
“Descubrí que había perdido mi pasaporte en algún lugar de las ruinas, posiblemente en el anfiteatro (…) Corrí de vuelta a la verja de hierro e intenté explicarles a los guardias lo sucedido. Sorprendentemente, me dejaron entrar y volví solo, desandando mis pasos por las calles vacías de Pompeya”, narró el cineasta.
Maben nunca encontró el pasaporte. Pero tras ver el anfiteatro vacío de noche, con el único sonido de la naturaleza, supo que era el lugar idóneo para filmar con los Pink Floyd, aunque el rodaje estuvo lleno de contratiempos técnicos y logísticos.
El pasado 24 de abril se estrenó en algunas salas de cine alrededor del mundo una restauración en 4K del concierto, a partir del metraje original filmado por Maben en 35 milímetros, que ya ha recaudado 6,4 millones de dólares (5,6 millones de euros) en taquilla.
En palabras de Maben, ‘Pink Floyd: Live at Pompeii’ es “un álbum de recortes de música y conversaciones triviales”, una película “que nunca estará terminada, con fragmentos añadidos aquí y allá a lo largo de muchos años” y, sobre todo, un “registro del paso del tiempo” que sigue teniendo relevancia tras más de medio siglo.