Son muchos los nuevos ayuntamientos poblanos que han empezado una especie de rebeldía al tomar decisiones sin consensar con la administración estatal -entrante y saliente- en temas de seguridad, ambulantaje y comunicación.
Rubros delicados, hay que subrayarlo, los cuales podrían meter en conflicto a los ediles y al gobernador en turno por lo complejo de sus repercusiones.
Porque la seguridad en la actualidad es, sin duda, una prioridad para la administración que aún encabeza el gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina, y para la que está por asumir las riendas del estado encabezada por el mandatario electo, Alejandro Armenta Mier.
Y es que tal vez la borrachera triunfalista que se dio el pasado 02 de junio, particularmente en el caso de Morena, tiene metidos en una extraña dinámica a algunos ediles de la 4T que ya se creen los todos poderosos.
Algunos otros, de oposición, rechazaron el apoyo de la Marina y sus elementos, quienes podían haber asumido sus secretarías de seguridad para tratar de contrarrestar la delincuencia organizada y el incremento en los delitos graves que permean en su región.
A otros aún les dura la cruda por la borrachera triunfalista y ya empezaron a evadir sus responsabilidades con el cuento de que hay algunos delitos que ni siquiera son de su competencia.
En el caso de otros ediles y ayuntamientos, aunque son menos responsables por las herencias malditas que les dejaron sus antecesores, deberían poner mucha atención para que el ambulantaje no regrese a las calles de Puebla y todo lo descomponga.
La rebeldía municipal también les está pegando a algunos presidentes que han decidido jerarquizar a los medios, a sus directores y a sus reporteros como aliados o enemigos, tal como en su momento lo hicieron los “gobiernos conservadores” que tanto criticaron.
Son los casos de los municipios de San Andrés (PAN) y San Pedro Cholula (Morena), así como el de Puebla (Morena), el de San Martín Texmelucan (Morena) y el de Zacatlán (Morena), en su mayoría, por cierto, pueblos mágicos.
En San Andrés Cholula, hay que recordar, se dio aquello de “todo queda en familia”, pues la presidencia municipal panista se la heredó Edmundo Tlatehui Percino a su esposa Guadalupe Cuautle Torres.
De hecho a Mundo Tlatehui lo conocen como “el Varguitas de San Andrés”, donde ha hecho del gobierno de la ciudad toda una empresa de familia, la cual tiene por delante 3 años más de administración.
En su cinismo, el exedil quiso engañar a los panistas poblanos con el cuento de que fue el único municipio donde el PAN repitió la presidencia, pues más bien el desencanto de la gente fue lo que le permitió beneficiar a su esposa para imponerla como la nueva edil.
Así que para desgracia de los empresarios, la extensión del gobierno de Mundo Tlatehui va a seguir cobrando y exigiendo en los giros negros comisiones desde los 15 mil hasta los 100 y 150 mil pesos a fin de evitar las clausuras y permitir que operen los establecimientos sin problema.
Lamentablemente, en San Pedro Cholula las cosas no están menos mal, toda vez que allí en ese municipio ya abundan los asesores especialistas en todo: en seguridad, en comercio, en obra pública, en comunicación y en gobernabilidad.
La presidenta municipal morenista, Tonantzin Fernández Díaz, tal vez ni enterada está de lo que sucede en su gobierno.
Donde por cierto, ya se catalogó a los medios y a sus directivos como amigos o enemigos, disque porque algunos sólo apoyaron la candidatura del gobernador electo, Alejandro Armenta, y no la suya.
La edil se ha dejado mal asesorar por Jesús Arroyo, director de Exclusivas Puebla, quien dicta la línea de comunicación a través de un subordinado, el mismo que acusa a los medios, sin sustento, de haber operado en contra de Tonantzin.
Un caso más de rebeldía municipal se está dando en San Martín Texmelucan, donde gobierna Juan Manuel Alonso Ramírez, de Morena, y quien de plano ya le informó a su equipo de trabajo que detesta a los medios, que no dará entrevista alguna a reportero que no le envíe antes las preguntas que le quiera realizar, y tampoco a quien diga una sola palabra negativa para su gobierno.
Por cierto que la semana pasada se registró un enfrentamiento a balazos en San Cristobal Tepatlaxco, una comunidad de San Martín, donde se ejecutaba el desalojo de una vivienda y donde resultaron heridas al menos 5 personas, dos de ellas por arma de fuego.
Al lugar acudió la policía estatal a fin de garantizar la seguridad durante el desalojo; sin embargo, al parecer los invasores de la propiedad son parte de un grupo delincuencial, liderado por un abogado que defiende a estos grupos.
Trascendió que uno de los habitantes de la casa, quien forma parte del presunto grupo criminal, se habría comunicado con el edil Juan Manuel Alonso para evitar el desalojo cosa que no sucedió pues el edil no apoyó ni a la policía estatal.
Una vez que no hubo respuesta del presidente, ni a favor ni en contra, se desataron los golpes y la balacera en la que resultaron heridos de bala dos de los cargadores de la mudanza la cual se llevaría los muebles de los invasores.
Así que evidentemente San Martín sigue de mal en peor, por lo que el edil cree que haciendo caso omiso a los medios, a las autoridades y a los problemas se va a componer su región.
Finalmente, en Zacatlán sucede algo muy parecido, pues la herencia que le dejó el exedil José Luis Márquez Martínez, a su esposa la actual presidenta, Beatriz Sánchez Galindo, no ayuda mucho.
¿O a poco ya olvidó que el exedil fue acusado en su momento de violencia política de género y amenazas?
Y si a esto le agregamos el crecimiento en materia de inseguridad en la región, la cosa se complica, por lo que la edil tendrá que pensar qué tanto le conviene tener a su marido como jefe de asesores en nómina privada.
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