El rescate de dos osos de un zoológico privado atacado por Rusia cerca de Pokrovsk se convierte en una historia de éxito, pero cientos de animales salvajes siguen necesitando ayuda ante los avances rusos mientras los refugios para fauna se llenan y los recursos se agotan.
“A Potapich le gusta mucho cavar. Los osos sufren si se les mantiene todo el tiempo sobre hormigón”, explica a EFE Natalia Galaiko, subdirectora del santuario de osos “Domazhyr”, en el oeste de Ucrania.
Potapich, un oso pardo de 4 años, camina alegremente por su recinto en un bosque cerca de Leópolis, moviéndose entre varios “juguetes” colocados allí para mantenerlo entretenido y activo.
Poco hace pensar que hace apenas dos meses sobrevivió al bombardeo de su anterior hogar, un zoológico privado situado a tan solo 16 kilómetros de Pokrovsk, objetivo clave de la ofensiva rusa en el este. Fue entonces cuando el último zoológico que quedaba en la región pidió ayuda a los activistas en defensa de los derechos de los animales.
Potapich fue rescatado – junto con otra osa llamada Dina- por el Centro de Rescate de Animales Salvajes y ahora está esperando un traslado a un hogar permanente en el extranjero.
Dina, probablemente mayor que él, no manejó bien el estrés y todavía se está recuperando, explica Galaiko.
En el santuario “Domazhyr”, que forma parte de la fundación internacional “Four Paws” con sede en Austria, viven actualmente 29 osos. Todos ellos sufrieron en mayor o menor medida por las condiciones inadecuadas, explica con lágrimas en los ojos.
Rescatar a los osos de circos, zoológicos privados o puestos de caza, donde son utilizados para entrenar perros, y brindarles el cuidado adecuado durante el resto de sus vidas ha sido un objetivo clave del santuario, así como cambiar la cultura general de trato a los animales y las políticas estatales correspondientes.
Los esfuerzos dieron sus frutos: en 2021 se aprobó una nueva ley más estricta. Sin embargo, la invasión rusa ha dejado los derechos de los animales en un segundo plano y el trabajo se ha vuelto más difícil por el reclutamiento de algunos especialistas por el ejército y a los cortes de electricidad debidos a los ataques rusos.
Actualmente, el equipo del refugio sigue el destino de unos 60 osos, a menudo mal alimentados y en ocasiones maltratados, en todo el país.
Sin embargo, falta espacio para acoger más animales, dice Galaiko.
“Buscaremos opciones pero no sé qué vamos a hacer si necesitamos urgentemente albergar a uno más”, comparte.
El ejemplo de Bajmut muestra que tal necesidad puede surgir en cualquier momento. Este oso fue encontrado por soldados ucranianos encerrado en una jaula en el patio de una casa abandonada durante la defensa de la ciudad homónima en la región de Donetsk.
“Estaba tan agotado que temí que no sobreviviera al transporte”, explicó a EFE Natalia Popova, responsable del Centro de Rescate de Animales Salvajes.
La ciudad estaba siendo arrasada por el ejército ruso y ella tuvo que actuar rápidamente para ofrecerle al oso al menos una posibilidad de sobrevivir. Junto con los soldados, logró cargarlo en su vehículo y entregarlo con éxito al refugio “Domazhyr”, donde ha permanecido desde entonces.
Popova ha rescatado alrededor de 1.000 animales salvajes, incluidos 250 osos, leones y tigres, de las zonas de primera línea, a menudo con riesgo de su vida.
Sin embargo, poner a los animales a salvo es la parte más fácil, señala.
Garantizar una atención adecuada, en cambio, y encontrarles hogares permanentes se vuelve cada vez más complicado a medida que las fundaciones más grandes se centran en iniciativas menos costosas.
Tres leones están a punto de viajar a Sudáfrica y nueve leones rescatados se encuentran actualmente alojados por AAP Primadomus en Alicante, España. Sin embargo, dos tigres y cuatro leones siguen buscando un hogar y se encuentran en este Centro cerca de Kiev, dice Popova con un dejo de desesperación.
Se necesita mucho dinero para brindar atención a animales como estos, lo que supone un desafío para la iniciativa que depende completamente de donaciones del público en medio de la guerra.
“Todas las noches, cuando me voy a la cama, veo en línea cómo viven mis leones, tigres y osos rescatados en otros centros de Europa, América y Sudáfrica. Esto me inspira y me demuestra que no lo hago en vano”, afirma Popova.