“Siento la presencia de policías a mis espaldas”

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“Tengo miedo. Siento la presencia de la policía en mi espalda, sobre todo cuando camino por las calles solitarias, al salir del trabajo. Ahora, voy al supermercado con temor, por lo que mis salidas son esporádicas”, comentó Julio Ramos, de 42 años.

Originario de la comunidad oaxaqueña de Tlacolula de Matamoros, Julio emigró en 2023 y consiguió trabajo en un restaurante del barrio judío en Nueva York. Como ocurre entre muchos migrantes, comparte el departamento con personas de otras entidades para solventar gastos.

Ahora, mis roomies y yo estamos más comunicados. Evitamos cualquier contacto social, debido a que muchos paisanos tienen orden de detención y los tienen ubicados. También nos organizamos en caso de que alguno sea deportado: tenemos palabras clave para avisar a la familia en México, para evitar extorsiones”.

Comentó que en fecha reciente se comunicó al consulado de México en Nueva York donde lo orientaron y compartieron una aplicación; “la aplicación  tiene un botón de pánico; en caso, de que nos detengan, el consulado habrá de identificarnos, y supuestamente avisarán a nuestra familia, pero no sé si esto sirva”, dijo en breve entrevista telefónica con Excélsior, mientras regresaba a casa en New Brunswick, New Jersey, después una larga jornada de trabajo.

En tanto, en Tlacolula, población localizada a 40 minutos de la capital, lugar en el que las familias han hecho una tradición la migración a Estados Unidos, las remesas de Julio son una valiosa ayuda a la economía de su esposa e hijos e incluso, le ha permitido una mínima capacidad de ahorro para hacerle mejoras a la vivienda.

Mi esposa me ha pedido que comience la mudanza a Oaxaca, que regrese dignamente, pues no sabemos en qué momento vaya a ocurrir una redada y el trato que pudiera recibir, y dónde vayan a parar, pero no sé, quiero aguantar, estirar la liga, hasta dónde sea posible”, confesó.

DEPORTACIONES DE TRUMP AFECTARÍAN A 5 MILLONES DE MEXICANOS

Según el boletín estadístico, los mexicanos en Estados Unidos, elaborado por el Colegio de la Frontera Norte, las deportaciones masivas de migrantes no autorizados que pretende realizar el presidente Donald Trump , afectaría a casi cinco millones de mexicanos, entre estos, a más de 300 mil oaxaqueños.

El documento indica que solamente en Texas, California e Illinois, se concentra la mitad de estos mexicanos no autorizados, aunque en prácticamente todo Estados Unidos existe población en riesgo.

El número de connacionales en situación no autorizada en ese país y en riesgo de ser deportados asciende a 4.9 millones por su incremento entre el 2020 y 2024, según datos oficiales de la Oficina del Censo de Estados Unidos”.

Entre los primeros impactos sociales están la deportación de familias enteras cuya vida se ha desarrollado en Estados Unidos, “muchas de ellas ya sin parientes en México, y la separación de familias de los hogares mixtos con principal afectación para los menores de edad”.

En relación a la entidad mexicana de procedencia, el documento refirió que seis de cada 10 mexicanos no autorizados proceden de Guerrero, Chiapas, Guanajuato, Oaxaca, Michoacán, Jalisco, Veracruz, Hidalgo, San Luis Potosí y Puebla. Oaxaca tiene registrada una población inmigrante no autorizada de aproximadamente 339 mil 380 personas.

Siete de cada 10 mexicanos no autorizados en Estados Unidos tienen más de 10 años viviendo ya que su vida se ha hecho en aquel país y de esta manera, han formado hogares estadounidenses.

UN MILAGRO

Alejandro Salinas, indígena chatino, de la región Sierra Sur, donde se dedicó a la siembra y cultivo de café, emigró a la Unión Americana huyendo de la persecución de los caciques locales. “Mi vida corría peligro. No quería correr la misma suerte de mis compañeros, a algunos  los asesinaron, a otros, los desaparecieron”, recordó.

Hace más de una década se estableció en Tennessee donde trabaja como mesero, tiene familia y un hijo, de nacionalidad estadunidense. Sin embargo, “ahora las cosas se han complicado. Estamos temerosos con la incertidumbre de qué va a pasar con nosotros, y si habremos de  regresarnos a México”.

Yo, tuve la oportunidad de solicitar refugio político en Estados Unidos, pero por la falta de información y miedo a ser deportado no realicé ese trámite. Hoy, nuevamente regresa el miedo e incertidumbre por el riesgo de  ser expulsado del lugar donde tengo una vida hecha”.

No sé qué voy a hacer, dejé Oaxaca por miedo, además mi familia y yo corremos peligro. Esperamos un milagro, que cambie algunas cosas en beneficio de nosotros, los migrantes sin documentos”, concluyó.

“DEJÉ A MI FAMILIA ALLÁ”

Jaime Ortiz Márquez es un maestro de obra habitante de Zacatecas, originario de Durango; fue migrante ilegal y cruzó en cinco ocasiones hacia Estados Unidos, el mismo número de veces que lo deportaron.

Cansado de la pobreza, en 1997 hizo su primer viaje de mojado: “Pues hay muy poca economía, más que nada, en mi estado de Durango haga de cuenta como una zona desértica, no hay manera de hacer dinero, no hay trabajo, no hay nada”, explicó el migrante repatriado.

Durante 20 años no tuvo ningún contratiempo dedicándose a trabajar y logró llevarse a su familia, sin embargo, en el 2017 cuando Donald Trump llegó a la presidencia, las cosas cambiaron y la discriminación hacia la comunidad latina se agudizó: “Con esa ley que puso Trump, que permiso para portar arma, cualquiera trae arma, cualquiera te puede matar, andas pero que en el estado (país) de México, porque todos traen arma, entonces para que te haces, tú no puedes cargar arma porque eres un ilegal, no puedes, no tienes derecho, si te agarran con un arma, estás peor de perdido”, refirió Ortiz Márquez.

El migrante señala que la policía inició redadas obligados por sus mandos para detener latinos sin importar que se inventaran delitos, a él le sembraron droga y comenzaron las detenciones recurrentes donde le exigían un pago para no deportarlo: “Hay mucha corrupción en Estados Unidos, demasiada corrupción (…) Había un policía, se llama, lo recuerdo muy bien, Mar De la Paz, él no sé si todavía estará en la cárcel porque le dieron muchos años, él y su esposa empezaron a hacer fraudes con gente hispana, poniéndoles, implantándoles droga falsa, dinero y armas, entonces ellos, la policía de Texas les pedía más y más, más casos, más casos fuertes como los de nosotros, entonces estos lo que hacían, llegaban a talleres donde había mexicanos, les implantaban droga”, recordó el maestro de obra.

Jaime se estableció en  Zacatecas donde ejerce todo lo aprendido en EU sobre la construcción; no le falta trabajo pero extraña a su familia: “Sí pues platica uno por teléfono, videollamadas, pero no es lo mismo quiere uno su familia, estar con ellos” ¿Esto de las deportaciones divide familias? “Oh, y bien feo, yo tuve que dejar a mi hijo allá, mi hijo está allá en Estados Unidos, él está allá (…) No, pues siente uno… un huequito, un huequito y, pues, es duro”.

Crédito: Excelsior

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