Vaya momento político el que viven los Estados Unidos y vaya semana que hemos tenido con una de las elecciones, a mi gusto, más mediáticas. Es cierto, la primera candidatura de Donald Trump a la presidencia fue realmente de mayor viralidad y dio todo de que hablar en la historia moderna de nuestro vecino país del norte; es por ello que este segundo triunfo puede ser igual o más polémico aún para el continente, más considerando el aumento del voto popular para el representante de la derecha por parte de grupos inesperados; como el famoso voto latino que tan importante fue durante las elecciones pasadas en el triunfo de Biden. En esta ocasión, parece que ciertos sectores poco usuales de la población tienen mayor afinidad por el ahora ya 47º presidente de los Estados Unidos de América, lo que para muchos puede representar una gran amenaza y un retroceso en la libertad de su nación, pero que a fin de cuentas parece que para la mayoría resulta la mejor opción para tomar el control de su gobierno (no se trata de ver la opinión pública impresa sino de los resultados obtenidos de los votantes).
Pero no es mi trabajo, ni mi especialidad hablar de política; lo que sí puedo determinar un poco es la percepción social que existe, como ciudadano y como observador de los fenómenos sociales y culturales del mundo. ¿Cómo hace una figura tan polémica para lograr su objetivo y salir triunfante aun cuando todo parece estar en su contra? Francamente me resulta muy interesante ver la evolución de este personaje político a través de los años, a quien de forma personal, conozco desde apenas por ahí de los 2000s como un importante empresario y agente inmobiliario de Nueva York que se convertía en celebridad de Reality Show con su pequeño programa en la NBC “The Apprentice” donde cada semana, mediante una prueba iba desestimando a candidatos a un puesto dentro de sus empresas y que se iba a convertir en uno de los más populares en aquellos años contando con 15 Temporadas, hasta poco antes de su primer mandato. Es quizá éste, uno de los varios puntos a destacar en su popularidad con la población que lo vio crecer, más para nada determinante en sus triunfos; solo parte del camino que ha recorrido y que lo ha acercado al pueblo norteamericano y por eso me resulta tan curioso que justo el título de su programa sea tan acertado para dar un nombre su carrera y que lo podemos ver en la cinta dramática y biográfica “El Aprendiz” que se encuentra en algunos cines justo ahora.
Para nada vayan a pensar que esta película protagonizada por Sebastian Stan es una especie de homenaje que busca enaltecer el nombre de Donald ante el mundo, o eso creo yo; este relato algo crudo y real, que por cierto fue uno de los favoritos durante el festival de Cine de Cannes 2024, muestra con un tono algo desvergonzado el ascenso de un joven Donald Trump de agente de bienes raíces al borde de la quiebra a raíz una fuerte demanda por parte del Gobierno de la ciudad de los rascacielos, hasta llevar todo ese territorio a una época dorada en medio de engaños, malas gestiones, extorciones y toda clase de atropellos que fueran necesarias para conseguir sus fines a la par del interesante desdibujo del hombre para dar paso a la figura política como la conocemos hoy en día (con cada acción que comete). Realmente se logra capturar, aunque para mi gusto sigue siendo ligeramente mesurado, la creación del personaje a lo largo de las décadas de 1970 a casi 1990; con un muchacho ambicioso que hizo todo por pertenecer a la élite de empresarios de la escena neoyorquina y que tendrá la suerte de ser asesorado y llevado de la mano durante el periodo más prolífico y menos “controversial” de toda su carrera por un importante Roy Cohn, abogado muy relevante durante esos años en la ciudad y la figura principal en el ascenso de Trump y su imperio mediante sus tácticas implacables que terminaron cobrándole factura al final de su carrera política y vida.
La película se centra justamente en la estrecha relación entre Trump y Cohn, este último interpretado excelentemente por Jeremy Strong, llevando al ahora magnate como su sombra, haciéndolo mucho a su imagen y semejanza, sin estar verdaderamente consciente del poder que estaba poniendo en sus manos; que iba a llevarlo al abandono de toda conciencia ante las puertas del control absoluto con todas las perdidas morales que esto pueda significar. Sin reparos y sin titubeos, muy la personalidad que conocemos del protagonista hoy en día, demostrando que el alumno realmente pudo superar al maestro.
La cinta dirigida por Ali Abbasi ha generado opiniones mixtas entre la crítica y el público, quienes nos cuestionamos mucho el motivo de su existencia y propósito, ya que como lo mencionaba al inicio; el proyecto parece no tener reparos en mostrarnos al hombre convertirse en su última versión, pero la forma tan “objetiva (por llamarle de alguna manera)” en que puede llegar a hacerlo, deja en mí una sensación de que quizá se está tratando de justificar al personaje mediante la muestra de que (como diría Nicolás Maquiavelo en su obra “El Príncipe”), “el fin justifica los medios…” y quizá así se pretenda ver si el fin es hacer AMERICA GREAT AGAIN.
Una interesante manera de entender un poco más la mente y la relevancia de Trump para el pueblo de los Estados Unidos de Norteamérica en estos complicados momentos de política internacional, su llegada a las grandes ligas y sus métodos para salir victorioso de todo con sus 3 reglas de oro; mismas que cuenta la historia, también le habría robado al gran lobo que, según este relato, le enseño a aullar muy bien. “El Aprendiz” está aún en muy pocos cines (y no tardará en llegar a streaming), aunque no hay duda que lo veremos en todos los medios y tabloides por los próximos 4 años, real o no.
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