La escasez de defensas aéreas convencionales obliga a Ucrania a encontrar soluciones innovadoras, como los pequeños drones kamikaze que dan caza a los drones de reconocimiento rusos que contribuyen a detectar y destruir objetivos más allá del frente, entre otras funciones.
Cada día, Rusia lanza docenas de drones de reconocimiento que se han convertido en una seria amenaza para Kiev en los últimos meses, pues guían a misiles y drones kamikaze que golpean objetivos ucranianos como aeródromos, defensas aéreas y otros equipamientos bélicos.
En algunos casos, como el ataque contra el aeródromo de Mirgorod en julio, estos drones fueron capaces de sobrevolar sus objetivos durante horas, antes de guiar hasta ellos misiles rusos de tipo Iskander, S-300 o S-400 o drones kamikaze tipo Lancet.
Por su parte, las unidades ucranianas carecían de los recursos para detectarlos o derribarlos, ya que los escasos y preciados misiles disponibles debían ser reservados para repeler amenazas más prioritarias.
Una iniciativa conjunta de unidades del ejército ucraniano, productores y voluntarios civiles ha ayudado recientemente a cambiar las tornas a favor de Ucrania, logrando interceptar más de un centenar de estos drones.
Los drones FPV modificados, guiados de forma manual por un piloto desde el suelo y cargados con kilos de explosivos que detonan en el momento del impacto, han proporcionado una solución tanto a la escasez de defensas aéreas y de munición, como a su elevado coste.
“Son una herramienta relativamente barata y eficiente”, dijo a EFE el analista militar Oleksandr Kovalenko.
Según el experto, algunos drones FPV tienen dificultades para alcanzar las altitudes a las que operan los drones rusos, a entre tres y cinco kilómetros sobre el nivel del suelo.
Esto implica que primero son transportados por otro dispositivo hasta la altura adecuada y después lanzados para dar caza al dron enemigo, contra el que embisten o impactan para destruirlo con una explosión.
El uso de drones FPV modificados resulta natural para los soldados ucranianos, que han acumulado una gran experiencia en el uso de decenas de miles de drones -con un coste cada uno de unos centenares de euros- para repeler los ataques rusos, ante la lentitud de la ayuda militar aliada.
Grandes grupos de voluntarios, como la fundación ‘Vuelve a Casa Vivo’ o los seguidores del bloguero Serguí Sternenko, han sido clave a la hora de recaudar millones de euros a través de campañas de micromecenazgo y de permanecer en comunicación constante tanto con los soldados como con los productores de drones.
La campaña ‘Caída de drones’, impulsada en estos momentos por ‘Vuelve a Casa Vivo’, aspira a producir suficientes drones FPV y equipar a suficientes grupos móviles cerca de potenciales objetivos rusos como para interceptar al menos un millar de drones de reconocimiento.
Al menos 115 drones de reconocimiento rusos, entre ellos Orlan-10 más viejos y de uso más extendido, así como modelos Supercam y Zala más modernos, fueron interceptados hasta finales de agosto, según un vídeo compartido por Sternenko en X.
Según el bloguero, algunos drones rusos están siendo derribados incluso en territorio ruso, antes de que puedan llegar al frente.
Como resultado, la cantidad de drones de reconocimiento rusos se ha reducido drásticamente y este lunes, por ejemplo, no se detectó ninguno cerca de Járkov (noreste) por primera vez en meses.
Los objetivos no son solo drones de reconocimiento.
Al menos dos helicópteros rusos, un Mi-8 y un Mi-28, fueron interceptados en agosto en la región rusa de Kursk, al comienzo de la ofensiva ucraniana.
Las modificaciones recientes han ayudado a incrementar la velocidad de los drones FPV ucranianos hasta alcanzar entre 200 y 300 kilómetros por hora, lo que les permite dar caza a helicópteros que vuelan a escasa altitud y a baja velocidad para evitar las defensas antiaéreas, explicó Kovalenko.
Los drones rusos de rango medio de tipo Lancet, empleados en grandes cantidades para destruir equipamiento militar ucraniano, también han sido interceptados recientemente por drones FPV.
El próximo paso es interceptar los drones Shahed, usados por Rusia a centeneras cada mes para atacar infraestructuras y zonas residenciales ucranianas, señaló Sternenko en X.
“Esto ocurrirá ya este mismo año”, apuntó.