Una necrológica perdida y una foto del ataúd abierto

Una Necrológica Perdida Y Una Foto Del Ataúd Abierto: Así Contó Efe La Muerte De Franco

El 20 de noviembre de 1975 todos los españoles escucharon el famoso ‘Franco ha muerto’, una noticia que los periodistas llevaban semanas esperando mientras montaban guardia en el Hospital de La Paz de Madrid, y para la que la Agencia EFE tenía preparada una necrológica que nunca llegó a publicarse.

Sí se publicó, en cambio, la fotografía del cuerpo del dictador español dentro del ataúd descubierto durante su velatorio en el Palacio de El Pardo, en la que también aparecen su mujer, Carmen Polo de Franco, y su hija, la marquesa de Villaverde, y cuya autoría fue desconocida durante años, pero que finalmente se ha confirmado que fue tomada por el fotógrafo de EFE Ángel Millán.

La hizo siendo consciente de estar fotografiando “el fin de una era”, algo que, según afirma a EFE, ya se venía barruntando desde el ingreso de Franco en el hospital.

“Ese noviembre se vivió con preocupación por tener información y por contrastarla, porque llegaba mucha, con nervios y a veces enfado cuando no dábamos una noticia”, coincide el exdirector de Información Nacional de EFE Manuel R. Mora.

En la memoria de ambos destacan las guardias de los medios en el Hospital de La Paz.

Para Millán, aquellas jornadas significaron el inicio de su vida como fumador. Junto a él, redactores como Concha Bordona, Cristino Álvarez o Manuel Molares esperaban la noticia, aunque, como apunta Mora, aquel era un trabajo “complicado”, ya que las fuentes estaban “muy cerradas”.

Bordona fue una de las pocas mujeres periodistas que estuvieron al pie del cañón en La Paz: “En ese vestíbulo nos reuníamos los periodistas, pero también espías, desde la guardia de Franco hasta la Guardia Civil”.

También logró ser una de las primeras en ver vacía la habitación donde había estado ingresado Franco, en la sexta planta del hospital, adonde llegó haciéndose pasar por una pareja despistada junto a un compañero. En la habitación contigua descubrió que estaban los teletipos de la agencia.

A Bordona le iba muy bien “hacerse la ingenua” para conseguir información. “Era algo que funcionaba mucho en la época”, asegura a EFE la periodista, quien no sintió que ser mujer le afectara a la hora de ganarse la confianza de las fuentes, ya que su presencia era la “novedad”.

“Las guardias en La Paz eran importantes, pero la información a veces no se tiene en el sitio donde está ocurriendo el hecho, sino que llega por fuentes externas”, explica Mora.

Esa fuente, en el caso del exdirector de Nacional, era el coronel Joaquín Echevarría, quien le llamó la madrugada del 20 de noviembre para darle la noticia, aunque Bordona le había avisado unas horas antes de que el hijo del embalsamador del dictador, un chico con el que había bailado un fin de año, había llegado a La Paz.

“Echeverría me llamó y me dijo “ya”, que significaba que ya se había muerto. Inmediatamente llamé a EFE. Lo cogió el jefe de noche, Javier María Pascual. Colgué e hice unas cuantas llamadas, porque tenía el compromiso de avisar a algunos amigos, entre ellos el periodista mexicano Joaquín López Dóriga”.

Tras hacer las llamadas pertinentes, cogió un taxi a la redacción: “Yo daba por hecho que la información ya estaba en las terminales de los periódicos. Tardé como media hora, pero cuando llegué solo hacía unos pocos minutos que se había dado la noticia porque Pascual no se atrevió y quiso hablar con el director de la agencia antes”.

Los que sí consiguieron dar la exclusiva de la salida del féretro de Franco de La Paz fueron Bordero y su compañero Julio Fernández, quienes tras enterarse de que iban a sacar el ataúd por la puerta trasera, localizaron una cabina telefónica cercana y la bloquearon diciéndole a quienes se acercaban que estaba estropeada, para poder avisar a la redacción lo antes posible.

A Mora lo que más le pesa de aquellos días es haber perdido una necrológica de Franco que escribió el, por aquel entonces, presidente del Consejo de Administración de EFE, Manuel Aznar, el abuelo del expresidente del Gobierno José María Aznar, fallecido diez días antes que el dictador.

“Eran 12 folios, larguísima, nunca antes habíamos dado una necrológica de esas dimensiones, y me dijo que lo diera en el momento de su muerte y no antes. Estaba muy bien escrita y era elogiosa, pero había un tono que no cuadraba con los elogios”.

No obstante, nadie más llegó a leer ese teletipo. Dos o tres días después de la muerte de Aznar, el director de la agencia, Alejandro Ernesto, le pidió a Mora que se lo entregara porque no iba a publicarse.

Enterrado el dictador, apunta Mora, la agenda mediática empezó a girar rápidamente en la dirección de descubrir la España que iba a surgir después.

El periodista quita hierro al asunto de quién dio la noticia de la muerte de Franco en primer lugar. El primero en dar la primicia, según defiende, fue López Dóriga, enviado especial de la televisión mexicana Televisa y a quien había llamado para darle la información.

Para Mora, a los españoles lo que les importaba era que Franco había muerto, y la discusión sobre quién lo anunció primero solo se entiende por el “ego profesional”.

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