
Es un hecho que el sucesor de Fernando Rosales Solís, extitular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), será un militar y no un marino, tal como se había especulado.
La razón es simple: la inseguridad en la ciudad está desbordada, requiere mano dura y una estrategia distinta.
Porque hay que tomar en cuenta que entre el 60 y el 70 por ciento de los delitos que se comenten en todo el estado se registran en el municipio más importante de la entidad, es decir en Puebla capital.
Y todo parece indicar que tanto el gobernador Alejandro Armenta Mier, como el presidente municipal de Puebla, Pepe Chedraui, pero sobre todo el Vicealmirante Francisco Sánchez González, titular de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) ya dieron su visto bueno.
Eso sí, el trato y las condiciones de los elementos de la SSC, con el cambio de mando, van a cambiar y a mejorar, tal como lo prometió el edil capitalino.
Y aunque la llegada de un mando militar a la secretaría de seguridad lanza un mensaje con varias aristas, debido a que la estrategia militar no es la misma que la civil, lo cierto es que el cambio en la dependencia ya era necesario.
Particularmente, porque la permanencia de Rosas Solís ya era más bien un estorbo y un grave problema para la imagen del gobierno de la ciudad, aunado a que la delincuencia se mantiene desatada por la percepción de que no había un mando con inteligencia.
Por su parte, ayer los policías municipales ya reconocieron la voluntad del presidente municipal Pepe Chedraui, con quien se dijeron comprometidos por haber mostrado su sensibilidad y disposición para mejorar sus condiciones laborales.
Y es que habrá que recordar que junto con Fernando Rosales también cayó Gustavo Alonso “Sauce” González Zapata, el ahora exsubsecretario de Operatividad Policial, a quien incluso se vinculó con las bandas delincuenciales que operan en la ciudad.
La tarea y el compromiso del nuevo titular de la SSC no es fácil, más bien es un reto que hay que tomar y afrontar, sobre todo porque las cosas en la dependencia aún están calientes.
Va a ser muy interesante cómo es que reacciona la corporación y sus elementos, debido a que un militar tiene una formación distinta a la de un civil especialista en temas de seguridad.
Y es que un policía de carrera está entrenado para proteger a los ciudadanos y un militar está capacitado para matar.
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Luego de una semana de paro, en la BUAP poco a poco se van destensando las cosas.
Y es que tras la realización de la sesión extraordinaria del Consejo Universitario para abordar el paro que se registra en distintas unidades académicas, y para la conformación de mesas de diálogo y negociación, las cosas parecen que se van reacomodando.
Por algo la rectora Lilia Cedillo Ramírez sugirió agotar el dialogo y evitar una consulta para determinar el regreso a clases forzado.
Además, por algo también, se comprometió a que no habrá represalias contra los estudiantes que se han manifestado e inconformado durante el paro de labores.
Y aunque aún se mantiene un grupo de estudiantes en paro en CU, por ejemplo, lo cierto es que ya hay visos de apertura y sensibilidad de ambas partes, por lo que ojalá pronto todo vuelva a la normalidad en la máxima casa de estudios del estado.
El paro, desde luego, dejará mucho que analizar y reflexionar tanto a la comunidad estudiantil como a las autoridades encabezadas por la rectora Lilia Cedillo, quien si bien aún no libra del todo esta crisis ya vivió en carne propia como enfrentar, tratar y resolver la aguda inconformidad de los universitarios.
Es importante, además, que en la BUAP dejen de ver moros con tranchetes, fantasmas y sombras del pasado.
No es bueno vivir a la defensiva, ni actuar por dichos, trascendidos y mentiras de quienes lo único que quieren es quedar bien.
Porque hay colegas quienes siguen acostumbrados a vender espejitos, supuestas verdades y a seguir negociando con los muertos para satisfacer su ambición y sus bajos instintos.
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