
Publicado originalmente en Francés en 1995, Yo Que Nunca Supe de los Hombres es una novela de la autora Belga Jacqueline Harpman la cuál explora de manera existencial lo que nos hace humanos en situaciones de completa absurdidad. La narrativa comienza con una protagonista sin nombre, referida únicamente como “la niña”, que se encuentra en una jaula con 39 otras mujeres en un búnker constantemente patrullado por tres guardias. Las mujeres no recuerdan cómo llegaron ahí, y su monótona existencia hace que los días pasen de manera irreconocible: muchas de ellas siendo completamente ignorantes acerca de su edad, su apariencia, y el incierto futuro más allá de la jaula. La protagonista es una anomalía entre estas mujeres: ya que esta llegó siendo una niña de entre dos o tres años a un grupo de mujeres en su mayoría adultas. Al haber llegado a la jaula a tan temprana edad, el monólogo interno de la protagonista consiste en cuestionamientos existenciales de lo que significa ser humano, ser mujer, y existir dentro de este espacio, ya que el resto de las mujeres se rehúsan a darle explicaciones a sus cuestionamientos porque les parece inútil: ¿para qué han de explicarle a la niña el funcionamiento de un mundo del cuál ya no son parte?
El primer conflicto en la novela, y el detonador para la trama, es la fijación que tiene la protagonista con entender qué es el amor, el sexo, y el romance; cosas de las que las otras mujeres hablan para pasar el tiempo. Una de las mujeres mayores, Anthea, se apiada de ella y muestra indulgencia en sus frecuentes cuestionamientos. La protagonista no comprende lo absurdo de las expectativas sociales del mundo más allá de la jaula, y la forma de vida que estas mujeres llevaban antes de haber sido capturadas. Algunas recuerdan sus casas, a sus hijos, sus maridos, sus carreras y el placer de poder toman un baño con agua caliente en un espacio que es completamente privado. La primera mitad del libro está llena de estas incógnitas: ¿cómo llegaron aquí? ¿por qué los guardias las han mantenido con vida por tanto tiempo si no han un propósito claro para su existencia? ¿el mundo que solían conocer seguirá existiendo? Y es a través de las conversaciones entre estas mujeres, de la exploración del lenguaje, del silencio y de las emociones innatamente humanas, que estas interrogantes se vuelven más y más urgentes.
La novela de Harpman sigue la tradición de escritoras desde los 50s que buscaban explorar la naturaleza humana en situaciones de aislamiento completo, del papel del género fuera de los constructos y expectativas sociales que lo forman, y de las ideas acerca de como el conocimiento, el lenguaje, y el contacto con otros es lo que nos hace humanos. Entre las reglas que las mujeres en la jaula deben seguir, está la prohibición del contacto físico entre ellas: algo que perturba a la protagonista como una sensación que solamente conoce en una infancia lejana, que se disuelve en recuerdos que la edad corroe. Las dinámicas y jerarquías entre las mujeres buscan expresar cómo el conocimiento y el acto de compartirlo (o de retenerlo) crea sistemas de superioridad e inferioridad, y el peso de los secretos dentro de una existencia donde nadie está segura que sabe lo que pasó, está pasando, o pasará.
Bibliografía:
Harpman, Jacqueline. I Who Have Never Known Men. Transit Books, 2022. California.