Las encuestas en crisis

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Tenemos que reconocer que las encuestas electorales están en crisis. La crisis que nos aqueja no es solamente ética como ocurría en el pasado -ocurre y ocurrirá-, la de hoy es sistémica. Los factores que interactúan en las encuestas están alineados para que fracasen en su propósito de estimar elecciones y administrar la incertidumbre. Es más, las encuestas son hoy fuente de mayor incertidumbre.

¿A quién beneficia esta situación? La respuesta a esa pregunta será parte del final de este texto. Lo primero que habría que discutir es qué son, cómo se hacen, para qué sirven las encuestas y qué hacer ante esta situación.

Las encuestas son estimaciones de preferencias, opiniones y percepciones de públicos amplios que se realizan a partir de pequeñas muestras tomadas entre los integrantes de la población objeto de estudio. La condición básica de todo muestreo es la selección aleatoria de los informantes. Hay procesos más complejos en el diseño de las muestras que buscan mejorar la calidad de la selección y evitar así los llamados sesgos muestrales. La estratificación es uno de esos métodos que ayudan a los investigadores a mejorar la calidad de la muestra. Si se realiza correctamente consigue que todos los subgrupos de una población se representen adecuadamente en la muestra.

En MAS DATA solemos estratificar el universo de secciones electorales con base en el histórico de votación y clasificarlas de acuerdo con el perfil predominante de sus votantes. La irrupción de MORENA en la escena política complicó el proceso de estratificación porque modificó el comportamiento de los votantes y hubo que esperar a que el nuevo partido compitiera en varias elecciones para se pudieran conformar las nuevas capas o estratos de votantes. 

El problema no fue solo ese, sino que al interior de los estratos también cambiaron los comportamientos, particularmente en el voto opositor a MORENA. En 2021 las secciones priístas votaban en contra de MORENA, al igual que las panistas. Eso ha cambiado. Hoy no podemos sustituir una sección electoral de perfil opositor panista por una priísta porque ya no se comportan de la misma forma, si lo hacemos lo que ocurrirá es que se sobreestimará el voto morenista. Tuvimos que modificar nuestra estratificación para poder asignar las proporciones adecuadas a las secciones de perfil opositor panista y a las priístas, sin considerarlas sustitutas unas de otras.

El otro problema al que nos enfrentamos es al “efecto delincuencia” que nos dificulta la inclusión de los segmentos de clase media en las muestras. Primero porque buena parte de esa población habita en fraccionamientos, privadas y edificios, lugares donde le niegan el acceso a nuestro personal. Y luego porque la gente de clase media se niega a la entrevista por miedo a ser asaltada. En un país en el que la competencia electoral también es una lucha de clases, sin las clases medias la fotografía está incompleta, sesgada. Esa es la razón por la que las encuestas en la CDMX fallaron en 2021 y seguramente volverán a fallar en 2024.

Finalmente, los clientes tampoco obligan a las empresas encuestadoras a hacer mejor su trabajo. Los del oficialismo están felices con las decenas de puntos de ventaja que arrojan sus encuestas y los de la oposición tampoco son capaces de coordinar a un grupo de encuestadores serios para que expliquen lo que ocurre y difundan una versión más cercana a la realidad.

Sin un mecanismo como las encuestas que ayude a administrar la incertidumbre en la competencia por el poder político, se debilita a la democracia. Las encuestas le brindan certeza al sistema y refuerzan la legitimidad del proceso electoral, pero con tanta diferencia en las estimaciones, lo que crece es la desconfianza.

Al único que beneficia esta situación es a quien detenta el poder. La democracia se inventó para garantizar la posibilidad de alternancia, lo que se traduce en la posibilidad de perder el poder. Si se debilita la legitimidad del sistema democrático, se fortalecen las pretensiones autoritarias, antidemocráticas.

Es evidente que muchas familias sufren el chantaje de los “servidores de la nación” (SIC), quienes las amenazan con quitarles los apoyos del gobierno si votan por la oposición. Esto busca no solo acaparar el voto de las clases populares, sino generar la percepción de que las elecciones están ganadas por el oficialismo. Esta táctica provoca que la gente declare en las encuestas que votará por MORENA, aunque sea falso.

¿Qué hacer como consumidores de encuestas? Fijarse más en la tendencia que en las proporciones; vea la serie histórica más que una sola encuesta. Si usted puede entrar a los portales electrónicos de oraculus.mx o polls.mx ahí encontrará series históricas que combinan encuestas en domicilios, telefónicas y en redes sociales. Esas series suelen ser más precisas que una sola encuesta en particular.

En MAS DATA hemos decidido no publicar nuestras estimaciones. Sabemos que los datos provenientes del campo no son precisos y que es necesario hacer un trabajo de corrección de las estimaciones (lo estamos haciendo). Ese trabajo está fuera de todo protocolo aceptado por la industria, ya que parte de reconocer que los universos muestrales están sesgados y que los informantes mienten, eso contradice el fundamento de las encuestas por muestreo. Si la corrección que hacemos es correcta, bien por nosotros, pero nos quedaremos solos en medio de muchas encuestas que contarán historias distintas a la nuestra; si es incorrecta, solo contribuiremos a la desconfianza en las encuestas y en el sistema político. 

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