El esgrimista Olímpico, Gibrán Zea Armenta llegó a los Juegos Olímpicos París 2024 cargado de ilusiones y deseos de llegar hasta lo último en una de las competencias más reñidas de su vida, una justa en donde el prestigio, en este caso, está más allá de una estocada.
Sobre el escenario adecuado en el corazón del Gran Palacio de la capital francesa, el joven poblano salió sin temor a enfrentar el primer compromiso, su rival, el iraní Muhammad Fotouhi -dentro de la fase de los 32- representó un primer obstáculo el cual pudo sortear.
“El primer rival dentro de los 32 me hizo sentir bien, tuvo una pequeña lesión pero nada de qué preocuparse. Estuve a la altura y lo superé. Sí fue un poco fuerte, pero al final pudimos sacar el asalto y tener la victoria”.
En la siguiente fase, la ronda de 16vos. el nivel se elevó y fue Sandro Bazadze de Georgia -segundo mejor sablista del ranking mundial-, quien se mostró impetuoso con el sable hasta superar a Gibrán Zea, quien a pesar de ello estuvo encima de rival.
“Fue el segundo mejor del mundo, no es cualquiera y obviamente me estaba encontrando con uno de los mejores. Así que había que dejarlo todo. Fue un duelo de otro nivel, se necesitaba de más experiencia y de otro tipo de piernas, también”.
Más allá de la derrota, el poblano ve esta asistencia olímpica como una motivación pensando en Los Ángeles 2028 para llegar mejor preparado, sabiendo como es el camino y como podría ser la preparación para afrontar unos Juegos Olímpicos.