Lo prometido es deuda y como lo dije la semana pasada, iba a tomarme el tempo de volver a hablar sobre lo que ocurriera en los Juegos Olímpicos de Paris 2024, pues muy seguramente iban a darnos mucho tema de conversación; pero cuál es mi sorpresa al saber que no serían ni las disciplinas, ni la situación del deporte que se vive con los atletas mexicanos y que discutí ya en mi columna anterior el tópico a destacar, sino algo que para nada vimos venir. Ya les decía yo que el morbo y la polémica vende y justo eso era lo que le jugaba en contra a la junta veraniega, por su sobriedad en una sociedad a la que le encanta polarizar y tomar posturas de un lado u otro a la menor provocación.
Pues resulta que “Paris 2024” se iba a convertir en el tema de conversación de muchos estos días, no por el aspecto deportivo sino por su ceremonia de inauguración. Y es que el evento inaugural que a mi gusto pasó a ser el mejor realizado en la historia de los juegos, y que con más de 4 horas de duración nos dio momentos realmente sublimes plagados de música, danza y arte. Un recorrido histórico, social y político por la Francia que conocemos en los libros de historia, en las películas, por sus aportes más importantes al mundo; sin dejar del lado y dando gran protagonismo al que fuera el lugar de nacimiento de todo esto, la Grecia antigua y su cosmovisión del mundo. En resumen tuvimos uno de los espectáculos más sublimes y completos jamás vistos en una ceremonia de apertura, aderezados claro con el lujo y el estilo de las casas de moda insignia como lo son LV o Christian Dior, que han llevado los juegos a otro nivel este año y que en un mundo cada vez más inmerso en la totalidad, consigue conjuntar todos los aspectos por los que identificamos a La Capital de la Moda en un solo momento de forma sólida y completa; pero no todo iban a ser buenas noticias.
La ceremonia inaugural, que por si fuera poco, tuvo la participación de leyendas del deporte de la talla de Nadia Comaneci, Serena Williams, Rafael Nadal o Zinedine Zidane y conjuntó a una gran cantidad de celebridades entre los asistentes como nunca antes vi; llevó consigo además la visibilidad de los grupos menos representados anteriormente (si, quería evitar el repetitivo pero necesario termino “inclusividad”). Y es que aunque en lo personal pueda ser una palabra que llegue a cansarme porque en pleno 2024 la consideraba ya innecesaria y sobreentendida en mi día a día, me doy cuenta y me asusta pensar que no es así. Basta con leer muchos de los comentarios de grupos conservadores para darse cuenta de que ese avance del que tanto hablamos no está ni un paso adelante. Aquí hay 2 puntos a mencionar respecto a lo que vimos en televisión; primero que nada, la aún continua intolerancia que experimentamos socialmente y que creemos que ha desaparecido pero en realidad sigue ahí, y que además de todo parece que va en aumento, como un retroceso en el orden y la igualdad social (OJO, porque este retroceso que vemos crecer a pasos agigantados en todo el mundo no es solo en cuestiones de preferencia e identidad sexual, sino mucho más allá; pues se empieza a extender en cuestiones raciales, sociales y de clases, algo para nada inofensivo). Y por el otro lado y para ser completamente directos, el gran número de personas que entre, católicos, cristianos o meramente conspiranoicos comenzaron a lanzar comentarios en contra de la ceremonia por considerarla inapropiada y una falta de respeto. Entre interpretar a la Diosa del Rio Sena como la muerte y un bacanal griego como una insultante parodia de La Ultima Cena, la ceremonia, así como las competencias, han sido motivo de discusión y el tema de la semana (a lo que por cierto llego algo tarde), dividiendo más de lo que une al mundo y hablo aquí solo de los espectadores quienes parece que, en orden a lo que se habla mucho en recientes años, buscan hacer que el zapato les quede y puedan ofenderse a placer.
Yo no soy quien para juzgar ni dar un veredicto a lo que cada quien quiere interpretar porque de hecho, como asumo que a la mayoría le pasó, tenía que estar atento a varías referencias de lo que estaba viendo o incluso googlear un par de detalles para refrescar memoria de lo que se hacía referencia o desconocía, porque dar un veredicto tomando solo como referencia la ideología propia es tan equivoco como determinar que todos puntos de vista diferentes al mío son erróneos porque no piensan como yo.
Afortunadamente (creo), lo que va de las competencias y a pesar de un par de polémicas deportivas previas, nos ha dado momentos mágicos y memorables, desde México destacando en disciplinas como el Judo y el Surf, hasta la unión en una imagen de Corea del Sur y Corea del Norte. Ese es el espíritu de los juegos, la unión, la deportividad, el honor y el esfuerzo en un ambiente de hermandad e igualdad. Donde solo debe haber lugar para el sentido de humanidad y esfuerzo, sin polémicas religiosas que deban juzgar que es bueno o malo según su tradición, porque no se trata de tener o no razón, sino de libertad e igualdad; aceptemos que la polémica no tiene que ver con que se representa o no, sino quienes lo hacen, porque supuestas parodias sobre la religión existen y existirán muchas, pero la cosa cambia dependiendo de quien la haga, si es que fuera así el caso.
POR ANGEL SARMIENTO
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