Desmorir de la autora norteamericana Anne Boyer, es una novela autobiográfica con estilo prosaico en la que se relata el proceso de sobrevivencia de Boyer al padecer cáncer de mama. El libro narra su diagnóstico, tratamientos, y día a día desde una perspectiva crítica hacia los sistemas impuestos por la sociedad capitalista en relación a cómo las enfermedades deben ser vividas. Al ser una poeta y ensayista, Boyer escribe una novela que se lee en partes como un poema con intertextualidades relacionadas a figuras literarias e históricas que tuvieron cáncer (como Susan Sontag, Audre Lorde, y John Donne), y al mismo tiempo, como un ensayo de crítica cultural hacia los márgenes creados alrededor del acto de cuidar con una responsabilidad de género explícitamente dependiente de las mujeres.
La novela de Boyer se caracteriza por su fuerte voz y estilo narrativo: ya que se crea una distinción entre los pasajes en los que Boyer describe los procesos y sistemas a seguir para tratar con su enfermedad (como diagnóstico, infusiones, y quimioterapia) y las anécdotas personales y narración de su día a día. En lo personal, Boyer usa el “yo”. En lo estandarizado, el “tu”. Esta separación establece el argumento de Boyer durante la novela donde narra que el “Sufrimiento de las mujeres se generaliza como una oportunidad literaria” (Boyer 117), enfatizando cómo las narrativas sobre el cáncer en las mujeres las despojan de subjetividad y convierten meramente en símbolos de representación del dolor innato de ser mujer. Al separar el “yo” de la voz narrativa y el “tu” de las descripciones de procesos que miles de mujeres tienen que pasar en el proceso de tratamiento, Boyer crea una narrativa que mantiene al cáncer como un concepto creado por estructuras de poder fuera de su propio cuerpo, y mantiene el sentido de identidad de si misma. De ser quien es, más allá de convertirse solamente una paciente en este sistema.
Adicionalmente, Boyer se enfoca en el uso del lenguaje al momento de deshumanizar a las mujeres que se convierten en pacientes de cáncer. Por ejemplo, el hecho de que en varias narrativas sobre la enfermedad, las personas que sufren de cáncer raramente son las narradoras de su propia historia, si no que son re-interpretadas por una persona a la que tienen relación. Boyer se refiere a esto estableciendo que en estas narrativas llenas de falsas esperanzas o tragedias casi pornográficas, la mujer enferma nunca es si misma, si no que es la madre de alguien, la hermana de alguien, la tía de alguien. La mujer deja de ser si misma al momento que no puede cuidar de aquellos que están a su alrededor.
Un elemento más que está presente en la novela es el acto de escribir. Como mencioné antes, el hecho de que Boyer es profesora de poesía y literatura comparativa hace que el recuento de un proceso que la mayoría de las personas conoce o ha oído hablar de (como la quimioterapia) tome un enfoque crítico y artístico. El libro es extremadamente introspectivo, entre reflexiones personales en las que Boyer se pregunta “¿Cuántos libros tendré que escribir para pagarle al mundo mi deuda de estar enferma?”, hasta críticas elocuentemente formadas sobre las imágenes a las que Boyer está expuesta a lo largo de su tratamiento: “Todo sobre nuestra enfermedad está escrito en nuestros cuerpos primero, y después en nuestros cuadernos” (Boyer 43). Entre conflictos sobre qué tanto escribir de su día a día, cuánta fuerza darle a la enfermedad en el texto, y los devastadores efectos del cáncer, Boyer crea una crítica cultural hacia el manejo y comodificación del cáncer que cualquier persona apreciará leer.
Bibliografía:
Boyer, Anne. The Undying. Picador.