Esa era la máxima que rezaba en los noventas.
Y resuena hoy hasta el cansancio.
Tenían razón.
Al margen de la idea de imposición religiosa, la máxima establecía la debilidad del mexicano frente al poderío norteamericano.
Hoy Estados Unidos se ve poderoso.
Adversario.
Los temas que pueden abanderar sin duda nos afectan pero a la vez pueden ayudar a presionar al gobierno mexicano a hacer su parte.
Por ejemplo, en el tema del combate al crimen organizado. Al trasiego de drogas.
Urge una eficiente estrategia contra los cárteles de la droga y quizá solo podamos verla con la ayuda de Trump.
Claro que nos duele la deportación de migrantes pero es responsabilidad de México no ofrecer oportunidades a los mexicanos, quienes se ven obligados a migrar.
Y en otro tema, ¿por qué debemos comprar los deficientes productos chinos teniendo la oferta de calidad de Estados Unidos y Canadá?
En suma, la neta hay mucha razón en Trump.
Pero tampoco debemos morir con los brazos caídos.
Luchemos pero con estrategia, diplomacia y una acertada política interior. Si no, mejor pónganse a rezar.
Muchas gracias. Nos vemos la próxima aquí y en mis redes como @erickbecerra1
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