Cuando leí algunos titulares de algunos diarios y portales digitales resaltando, ensalzando, aplaudiendo el “casi empate” ante una selección “B” de Brasil entendí por qué estamos como estamos. ¡Ya nos conformamos con cualquier cosa! El nivel de exigencia esta al mínimo. Le puedo entender al aficionado que se contente con la frase clásica ¡Es qué le echaron huevos! Pero NO así em algunos colegas, de los esperaba un análisis más profundo.
Con muy poco pinole se ahogaron. En la historia de los enfrentamientos ante Brasil, nuestras selecciones no han ganado más de una docena de más de 40 enfrentamientos. Pero se ha vencido y competido -aun perdiendo- ante el verdadero scracht du oro, esas selecciones brasileñas que estaban llenas de estrellas, de candidatos a balones de oro, no enfrentando a equipos alternativos como lo fue el pasado sábado.
COMPARACIONES ODIOSAS
En otros tiempos se le hacía partido al Brasil de Ronaldo Nazario de Lima, de Romario, De Rivaldo, de Ronaldinho, de Dunga, de Cafu, de Roberto Carlos, Kaká, Dida, Robinho, Dani Alves, Thiago Silva, David Luis, Neymar y compañía. En la historia se han dado grandes partidos ante ellos, recuerdo el de la Copa América de Bolivia en 1997 (2-3), en la Confederaciones del 2005 (1-0), en la Copa América del 2007 (2-0) en la Copa del Mundo del 2014 (0-0) y no hablo de selecciones menores o juegos olímpicos, donde nos ha ido mucho mejor.
Muchos de esos jugadores ganaron Copas del Mundo, eran los mejores del orbe sin discusión, un mundo de diferencia con esta selección brasileña “B” a la que se enfrentó recientemente. Si aquella derrota, empate y victorias se hubieran magnificado como este circunstancial empate parcial que termino en derrota del sábado pasado, creo que le hubieran levantado un monumento a Bora, La Volpe, Hugo Sánchez y Herrera que lo hicieron en torneo oficial y no amistoso.
¿Por qué nos cuenta tanto situarnos en la realidad del futbol mexicano actual? Hay que reconocer que vivimos en la mayor crisis de selecciones nacionales mayores de los últimos cuarenta o cincuenta años. Se dice y no pasa nada, no por decirlo y asumirlo la gente dejará de comprar boletos para el mundial, no por ello la fiel afición dejará de consumir nostalgia llenando los estadios en los juegos amistosos de los Estados Unidos.
EXPRIMIENDO AL CLIENTE
El aficionado mexicano, para beneplácito de Doña Fede está curado de espanto. Exige poco, se encabrita unas horas, pero al siguiente partido molero ahí estará comprando sus boletos, fiel a sus colores, a su selección. Demasiada nobleza para tan pocos momentos de alegría, por ello esperaría que, al menos, no siguiéramos engañando a esa afición con publicidad engañosa.
En los últimos tiempos al aficionado se le ha exprimido hasta el cansancio se le sigue vendiendo “la esperanza verde”, una selección competitiva que puede competir contra cualquiera cuando esto es absolutamente falso. Puede jugar contra cualquiera, pero solo de vez en vez, puede competir verdaderamente.
¿Cuántas jugadas reales de peligro genero ante esta Brasil “B”? ¿Cuántas jugadas complicadas tuvo que resolver el portero brasileño? Pocas, muy pocas. Los goles fueron más producto de la casualidad, de la insistencia que de jugadas colectivas brillantes ¿Podemos definir ya un estilo de juego del equipo mexicano? por supuesto que NO, ni siquiera hay un “11” definido, lo que es inaudito cuando la caballada esta tan flaca.
INCONGRUENCIAS
Lo que son las cosas, justo la semana pasada con ese nuevo formato instaurado desde que arribo al poder la nueva cúpula directiva soltó otro videíto cual informe de gobierno donde vimos a Ivar Sisniega, sentadito en su sillita, sin la foto de “San Emilio” atrás haciendo alusión a los “increíbles y esplendorosos” logros al frente de Doña Fede luego de un año de mandato, hagan de cuenta un capítulo de “La Rosa de Guadalupe”, solo que con algunas gráficas.
En este mensaje gubernamental, el expentatleta hizo énfasis en que a pesar de las enormes dificultades actuales de logística y calendario se lograron conseguir enfrentar a rivales del más alto nivel Alemania, Uruguay y Brasil, lo cual es cierto y se debe de aplaudir y reconocer.
Pero resulta inaudito, irresponsable y hasta tonto por no decir otra cosa, que los dos últimos partidos jugados en la misma semana del informe se hayan tirado a la basura de manera infame, burda. Si es extremadamente complicado jugar con rivales de esa jerarquía, se deben aprovechar al máximo, con los mejores jugadores posibles. México NO está para probar nada, siendo realistas con muchísimo trabajo armamos un once competitivo, no podemos hacer o pensar que tenemos una selección “b” o “c”.
NECESIDAD EXTREMA
Muchas otras selecciones en el momento actual lo pueden hacer, México de ninguna manera. Pensarlo, imaginarlo, intuirlo es una estupidez absoluta es una ceguera futbolística. Por calidad individual la mayoría de los nuestros está muy lejos de la elite, tan es así que NO tenemos desde hace mucho tiempo un jugador mexicano en un equipo TOP europeo.
¿Cómo competir si NO hay individualidades TOP a nivel mundial? Ante semejante desequilibrio la única manera es armar un juego de conjunto que domine un sistema a la perfección para anular a las individualidades del rival y optimice las fortalezas propias. ¿Cómo se logra esto? Con mucho trabajo, muchos entrenamientos, muchas repeticiones y hoy Jaime Lozano NO tiene, ni tendrá tiempo para trabajarlo, perfeccionarlo con el mismo grupo porque los jugadores NO están disponibles para la selección, así que si no se resuelve esto el panorama será tétrico.
RENOVACION FICTICIA
La renovación generacional en estos momentos es más bien una decisión populista que una solución. De aquí a dos años de que empiece el mundial NO vamos a generar de la nada un Messi, un Neymar, un Mbappe, nunca hemos tenido un jugador así que haga diferencia por sí mismo por tanto dejemos de soñar. Tenemos jugadores de calidad similar, simplemente así que hay que potenciarlos con un sistema de juego que se ejecute a la perfección y eso NO será garantía de éxito, solo se podrá competir mucho mejor que lo que está sucediendo ahora.
Renovar por renovar, solo porque hay nuevos nombres NO soluciona absolutamente nada. La renovación debe ser un hecho natural y cíclico, y se da porque el joven es mucho mejor y tiene más calidad que el de mayor edad, no simplemente porque es más joven. Y a este hay que darles tiempo, llevarlos de a poco, arroparlos con los de experiencia. Sin embargo, Lozano los mando en parvada ante Uruguay y Bielsa se los comió como botana.
Esa cacareada renovación es de papel, es de nombre, es de edad, pero no de calidad significativa para hacer alguna diferencia verdaderamente significativa. En el mejor de los casos y si acaso, se tiene el mismo nivel futbolístico y las evidencias están en el análisis simple. En esta gráfica y subrayados con amarillo la “renovación” de Lozano, comparada con la lista de los que ocupo Diego Cocca.
ES LO QUE HAY
¿Raúl Rangel aporta más que el veteranísimo Memo Ochoa? ¿Bryan García que Kevin Álvarez? ¿Bryan González que Gallardo? ¿Cuánta diferencia hay a favor de un Ángel Montaño sobre un Alan Cervantes, de un Fernando Beltrán sobre Córdoba, de un Memo Martínez sobre Henry o de un Jordán Carrillo por De la Rosa? Muchos de esta “renovación” NO pasaron el corte definitivo por lo mismo y ya fueron cepillados, era de esperarse.
Si fue sincero, hay muy poca diferencia y en algunos casos ninguna, entre los de la “renovación” y los “viejitos” que estaban. NO hay revulsivos IMPORTANTES, NO hay en estos miembros de los nuevos llamados un indiscutible en el once titular. ¿Tienen más futuro? Si, por la edad, pero la calidad es similar. Prácticamente los once del “Tata”, de Cocca y ahora de Lozano, es lo que hay, es para lo que alcanza ¡NO hay pa más!
Crédito foto: X miselección