“Estoy llorando por la madre tierra, nos está hablando y no le hacemos caso”

Plam

La percepción, lo objetivo, las formas de pensar, de actuar, de valorar y muchas cosas más se están modificando a velocidad exagerada, vertiginosos lo que transformará al ser humano, desde convertirlo en un simple número o un poderoso producto de la inteligencia artificial, pero perdiendo su calidad humana.

Se trata, que no se tome por alarmista, al que nos manifieste lo anterior, se trata de explicarnos la realidad del mundo en que va a desenvolverse el ser humano.

“Los desequilibrados fenómenos naturales, las guerras y la violencia afectan grandemente a la vida humana, nos hace recordar al escritor Francés Víctor Hugo quien al respecto decía ESTOY LLORANDO
POR LA MADRE, TIERRA NOS ESTA HABLANDO Y NO LE HACEMOS CASO” Los escritores Mustafa Suleyman y Michael Bhaskar en su libro “LA OLA QUE VIENE”, nos señalan que no estamos preparados para entender esta REVOLUCIÓN “llamada a convertirse en el mayor acelerador
del progreso de la historia. La próxima década estará marcada por esta gran ola de nuevas y poderosas innovaciones de rápida proliferación”

“LA OLA QUE VIENE nos dice su autor demuestra la gravedad con que esas fuerzas amenazan las bases del orden mundial”, finalmente LO QUE ESTA EN JUEGO SOMOS TODOS NOSOTROS

“LA OLA QUE VIENE: es un conjunto emergente de las tecnologías relacionadas centradas en la inteligencia artificial y la biología sintética, cuyas aplicaciones transformativas empoderarán a la humanidad y presentarán riesgos sin precedentes”.

“OLAS es la difusión o la proliferación globales de una generación de tecnología que dependen de una nueva tecnología de uso general”.

Los tiempos de hoy nos colocan o estamos en el auge de una ola tecnológica.

Los autores crean mentalidades positivas al decir que no todo será para mal, por principio se debe aplicar LA CONTENCIÓN que es la capacidad de supervisar, restringir, controlar y en última instancia incluso
paralizar las tecnologías.

Nos hablan de OLAS que aparentemente son destructivas pero terminan siendo benéficas.

Así pues, en este punto de inflexión nos enfrentamos al reto de escoger entre un futuro de posibilidades sin parangón o uno de peligros inimaginables. El destino de la humanidad pende de un hilo y las decisiones que tomemos en los próximos años y décadas determinaran si estamos a la altura de estas tecnologías o si en cambio, somos víctimas de sus peligros. Pero en este momento de incertidumbre, si algo es cierto es que la era de la tecnología avanzada ha llegado y debemos estar preparados para afrontar los desafíos que nos presente.

El texto anterior ha sido escrito por una inteligencia artificial. Lo que viene a continuación no, pero pronto podría serlo. Esto es lo que se avecina.

Por otro lado nos enfrentamos:

En realidad es un libro mucho muy interesante que este comentario no alcanza para lograr su comprensión valiosa.

Nos alienta cuando los autores nos dicen que:

Debemos reclamar los beneficios de la ola sin dejar que los perjuicios que conlleva nos abrumen. Los luditas perdieron su campaña, y creo que es probable que los que hoy quieren detener la tecnología, una vez más, no tengan éxito.

Entonces, la única vía es hacerlo bien, a la primera. Asegurarse de que la adaptación a la tecnología no se imponga a la gente sin más, como ocurrió en la Revolución Industrial, sino garantizar que la tecnología se
ajuste, desde el principio, a las personas, a sus vidas y esperanzas, Las tecnologías adaptadas son tecnologías contenidas. La tarea más urgente no es navegar o detener en vano la ola, sino moldearla.

La ola que viene va a cambiar el mundo. En última instancia, puede que los seres humanos ya no seamos los principales impulsores planetarios, como nos hemos acostumbrado a ser. Vamos a vivir en una
época en la que la mayoría de nuestras interacciones diarias no serán con otras personas, sino con sistemas de inteligencia artificial. Esto puede sonar intrigante, horroroso o absurdo, pero es una realidad. Supongo que ya pasas una parte considerable de tus horas de vigilia frente a una pantalla. De hecho, puede que pases más tiempo mirando las pantallas colectivas de tu vida que a cualquier ser humano, cónyuges e hijos incluidos.

Sin embargo, antes de llegar ahí, antes de que podamos hacer realidad el ilimitado potencial de las tecnologías que vienen, la ola y el dilema central que plantea necesitan contención, necesitan un control
intensificado, sin precedentes y demasiado humano de toda la tecnosfera.

Requerirá una determinación épica durante décadas en todo el espectro del empeño humano. Se trata de un reto monumental cuyo resultado determinará, sin exagerar, la calidad y la naturaleza de la vida cotidiana en este siglo y más allá.

Apenas cabe pensar en los riesgos del fracaso, pero debemos afrontarlos. El premio, sin embargo, es impresionante: nada menos que la prosperidad segura y a lo largo plazo de nuestra preciada especie.


Es una meta por la que merece la pena luchar.

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