La moda como entretenimiento (Primera parte)

Imagen B020524

Escuché por ahí que la moda más que vestir era arte, era superior al arte, porque vives tu vida en él; y es correcto que coincido en algo de eso, porque la forma en que vestimos habla justo del mensaje que queremos dar y aun cuando nuestra intención sea no dar ninguno, ese vacío y ese silencio, esa “falta de discurso” también es un mensaje; un mensaje de como vivimos, de como vemos el mundo, del lugar que vemos y creemos tener. Y se que hablar de moda y vestir inmediatamente se asocia con grandes marcas y grandes lujos, lo cual no podría estar más alejado de la realidad (en una sociedad consumista y consumida por el capitalismo, cualquier tema a discusión, moda, arte, salud, va siempre de la mano
de dinero y lujos, porque curiosamente hemos normalizado tanto la carencia y la desigualdad social que cualquier intento de mejora o dedicación personal a un tema de este tipo va sesgado inmediatamente por la economía, como si todo bienestar y todo rasgo de identidad deba pagar una cuota de impuestos, como si la personalidad del ser en si debiera declarar antes de existir).

Pero por qué hablo de todo esto, siendo una persona en sus treintas he visto evolucionar la idea del vestir y la identidad visual y la marca personal desde aquellos 90s donde la adolescencia era un momento incomodo en la vida, donde no querías vestir como un niño pero tampoco lo podías hacer como un adulto, a la llegada de los teen idols del nuevo milenio como Britney y Christina que llevaron una nueva idea de libertad e identidad, tanto del lado de las divas del pop como de las bandas de rock; hasta la consolidación de la identidad propia como una parte fundamental del ser humano en su forma de relacionarse personal, social y laboralmente con el mundo. La identidad al vestir pasa de ser algo ajeno a algo del ciudadano común, de las revistas y los canales de moda a un elemento importante de nuestro día a día. La era visual y del video exige una imagen estética y adecuada al individuo, ya no solo hablo de lucir impecable, sino de lucir sensato y acorde al mensaje que queremos transmitir (sea cual sea éste); también la excesiva producción de ropa en masas en los últimos tiempos, la entrada de productores a nuevos mercados y la industria del fast fashion en general ha hecho asequible para todos o casi todos la oportunidad de tener un poco más de control al momento de seleccionar qué y cómo lo queremos vestir, por ello para la generación z es algo tan importante (contrario o mucho más marcado que para sus predecesores quienes en un punto intermedio al menos lo soñábamos pero no podíamos ni teníamos las herramientas para elaborar meticulosamente una identidad visual al vestir como la de los jóvenes del 2024, no con tal cuidado).

Y por todo ello, en medio de una crisis ambiental como ninguna otra, de una crisis económica que hay llevado a popularizar la ropa de segunda mano considerándola desde una alternativa ecológica hasta la forma más económica de acceder al mercado del lujo entre los bazares de pulgas que pueden albergar una camisa Versace de los años ochenta o una bolsa Fendi descuidada que se haya filtrado sin que un buen ojo la descubriera antes me pregunto, ¿es la moda hoy en día un verdadero discurso de individualidad y libertad o es solo una engañosa trampa de aprobación social y generacional? ¿será un discurso real o es solo un pasatiempo y el mayor genero de entretenimiento en la época visual? Porque en momentos como este parece que todo lo podemos romantizar, drogas, alcohol, abuso, inocencia, mientras mantenga una estética y una narrativa acorde al dialogo que en nuestra cabeza (bueno en la del creador y consumidor) cumpla con la imagen que tanto queremos mostrarle al mundo; lo digo yo de primera mano con cada meticulosa historia que subo a mi Instagram con la idea de que alguien entienda mi individualidad, mi identidad igual de única que la de un millón más.

Entonces mientras nos esforzamos en nuestro deporte moderno favorito, aparentar digitalmente, también nos volvemos parte de la estética por entrenamiento y me pregunto qué tanto estamos dispuestos a cruzar la línea de un problema social (ambiental o económico) por seguir narrando esa película que
tenemos en la cabeza y que una cuenta de fotos nos ha hecho creer que es real, que nosotros mismo alimentamos. Supongo que parte de esas repuestas y el cómo esta corriente puede volverse un tema de imperativa relevancia social (para esos grupos que viven en una burbuja) la dejaré para la próxima semana, considerando que la MET GALA ya habrá pasado y será un punto clave en seguir analizando como vestimos para vivir o como vivimos lo que vestimos.

Continuará…


FACEBOOK /INSTAGRAM / X / TIKTOK: angelsarmiento

En línea noticias 2024