Me declaro inocente

Pepe Nuevo 1

Acontece que todo lo que he venido comentando durante los últimos años con respecto al Club Puebla resultó ser un juego de niños comparándolo con la realidad de lo que en realidad es este club de la mentira.

El “Qué asquerosidad es esto”, la “Guerra civil en el Puebla” y muchos títulos de las columnas escritas por su servidor se quedaron cortas, qué le digo cortas, minúsculas.

Después de la noticia dada a conocer a principios de la semana pasada sobre el interés de un grupo de empresarios por hacerse de la propiedad del equipo Puebla, resultó que la efervescencia de los poblanos y su afición no se hizo esperar y la esperanza de miles resurgió ante el letargo de los últimos años, donde todos sabíamos lo que pasaba al interior de la institución y nadie, con excepción de algunos, se animaban a denunciar la serie de irregularidades al interior del club.

Fui culpado, en su momento, por decir las cosas de manera directa, por atreverme a denunciar de manera pública el asco en lo que convirtieron al equipo camotero.

Mire usted, me declaro inocente de las siguientes acusaciones:

Yo no fui el que metió a las ‘prostitutas’ en una fiesta privada en el Estadio Cuauhtémoc.

Yo no fui el que quitó la zona de discapacitados del estadio Cuauhtémoc para acondicionar un bar para emborrachar a los asistentes.

Yo no habilité un departamento en el palco fundadores para encerronas con las del ‘marketing’.

Yo no incité a las ‘madams” de Ro(b)a para que les mandaran fotografías desnudas a los jugadores del equipo de la franja.

Yo no metí a la organización camotera al supuesto instructor de la Unicef, de apellido Alexander, para violar a menores de edad vendiéndoles un cuento de volverlos profesionales para hospedarlos en la famosa casa de Zavaleta -hoy ese sujeto purga una sentencia de 40 años por violacion de menores y algunos cómplices de la directiva siguen sueltos en la calle -.

Yo no traje a todos los corridos del Atlas de Guadalajara a trabajar al Club Puebla – Dígase desde el administrador del estadio Cuauhtémoc y representante legal del equipo llegando hasta el médico de cabecera de los jugadores.

Yo no traje a Albert Espigares también del Atlas para hacerse cargo de las fuerzas básicas y de paso correr al entonces director técnico de la sub 23 Fernando Aristeguieta al quererle imponer jugadores traídos de Puerto Vallarta Jalisco y hacer a un lado a los pocos poblanos que aún quedaban en las ‘Subs’.

Yo no provoqué el pleito entre Espigares y Angel Catalina, que desembocó en la salida del director deportivo español por pleitos por el control de la dirección deportiva puesto con el que Espigares sueña desde que llegó a Puebla.

Yo no puse a un dizque dueño del equipo, que no representa a nada ni a nadie, en nuestra ciudad y estado.

Quizás en CDMX pensaron que el ‘Chómpiras’ Jiménez era un baluarte de admiración en el Estado de Puebla cuando en una ciudad elitista como es la Angelópolis un personaje con su perfil nada más no entra.

Yo no traje a Jaime Ordiales como promotor y representante de los refuerzos que han venido a Puebla y que han pasado con más pena que gloria.

Como puede ver, yo no soy el culpable de que la escuadra lleve 8 puntos de 39 disputados en el actual torneo y 27 puntos de 141 disputados en los últimos tres torneos.

Tampoco soy culpable de los abusos y pésimo trato a los aficionados en el Estadio Cuauhtémoc, donde además, rentan los palcos que detectan que son poco usados realizando un abuso de confianza con los propietarios y tenedores de palcos.

Lo más increíble de todo lo que leyó usted líneas arriba es que no se tomen cartas en el asunto para limpiar de raíz a esta bola de vividores qué solo han venido a destruir el futbol poblano.

Pase lo que pase con la posible venta, ojalá y ya se venga una sacudida de fondo en este equipo, al cual, ni Puebla ni los poblanos lo merecen.

El sábado pasado se perdió en Ciudad Juárez 2 por 0, lo cual, de verdad ya no es novedad y ya no sentimos lo duro sino lo tupido.

Mientras tanto los jerarcas del Ajusco esperan noticias de una oferta seria para cerrar el trato de la compra-venta y en Puebla los empleados hacen hasta lo imposible para desanimar a los posibles compradores.

Se tiene que esperar el desenlace del tema de la multa para saber si se pagan 47 u 80 millones de pesos y determinar que bolsa los va a pagar, si los vendedores o los compradores.

Si se da la venta, vendría un rayo de esperanza, de no suceder seguiremos viviendo la misma pesadilla quién sabe por cuánto tiempo más.

Según dicen tratarán de engañar a la FIFA, haciéndole creer mediante documentos que Jiménez ya compró en pagos chiquitos a la escuadra camotera, lo cual será descubierto más rápido que lo que fue su supuesta compra hace 8 años la cual duró menos que un pestañeo.

Que Dios nos agarre confesados.

Nosotros como siempre seguiremos en línea.

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