Nada es para llevar

Guillermo

La filosofía que atrevidamente podemos llamar sentido común, nos lleva a conocer y a entender cuáles fueron las ideas o enseñanzas que nos legaron algunos importantes seres humanos, y de las cuales podemos aprovechar para continuar en el camino de la vida.

En el caso, menciono al Rey de Macedonia Alejandro Magno quien a los 30 años de edad ya había construido un imperio a partir de Grecia; se le considera una de los ejemplares militares, quien además fue creador de la famosa Biblioteca de Alejandría.

Alejandro Magno en su testamento manifestó que a su muerte, al entierro su féretro fuera cargado al conducirlo al panteón por los mejores médicos de su reino, con el fin de demostrar que la ciencia no puede luchar contra la perdida de la vida; pidió además que el féretro pudiera llevar sus brazos al aire para demostrar que sus manos iban vacías; además pidió que su patrimonio fuera regado en el camino al sepulcro también para demostrar que nada se llevaba. Lo anterior se liga a un consejo de la abuela, “CUANDO NACISTE NO TRAJISTE NADA, CUANDO MUERAS NO TE LLEVARAS NADA: DEDÍCATE A SER FELIZ”.

Lo expresado lo recordé porque el amigo (Lic. Chavita) me envió el trabajo cultural siguiente. “NADA ES PARA LLEVAR, TODO ES PARA VIVIRLO AQUÍ”.

En la vida, nos ocupamos de acumular cosas, logros y recuerdos como si fuéramos a poder llevarlos con nosotros al final de nuestros viajes. Sin embargo, la realidad es más sencilla y profunda: nada es realmente para llevar. Ni el dinero, ni los trofeos, ni siquiera los momentos, son para guardar. Todo está destinado a ser vivido aquí, de forma plena, intensa y consciente.

La vida no se guarda, sino que se gasta.

Se gasta en risas compartidas, abrazos sinceros, lágrimas que limpian y silencios sanadores. Cada día brinda una oportunidad para estar presentes, mirar a los ojos y expresar gratitud por lo que tenemos, aunque sea poco, porque es real y está aquí ahora.

El amor no se hereda, se da.

La felicidad no se compra, se construye.

El tiempo no se ahorra, se vive.

Así que deja de postergar lo que te hace bien. Ama más y juzga menos. Siente más y teme menos. Vive con menos equipaje. Al final, cuando nuestro viaje termine, lo único importante no será lo que llevamos, sino lo que vivimos.

Atentamente,“LA VIDA”.

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