
“Estamos como estamos porque somos como somos ¿Y por qué somos como somos? Porque nos creemos las historias que nos hemos contado, de nosotros mismos” Juan Miguel Zunzunegui
En esta ocasión compartiré con usted, amable lector, algunos hallazgos de una investigación en varios municipios de la Sierra Norte de Puebla y en un municipio conurbado de la Ciudad de Puebla. En ese estudio encontramos patrones que describen la propensión a creer o no en algunas narrativas que nos han contado y como esas creencias marcan un patrón de comportamiento político, lo que a su vez establece la coexistencia de al menos 2 tipos de mexicanos.
Diseñamos un cuestionario en el que se presentó a los entrevistados un listado de 10 afirmaciones, éstos debían responder si cada una era verdad o mentira. Lo invito a que hagamos el mismo ejercicio usted y yo; responda por favor a la siguiente pregunta:
“Se dicen muchas cosas al respecto de la realidad de México, ¿Usted cree que es verdad o mentira que…? (Responda si es más mentira o más verdad)”
a) “Durante la conquista los españoles se robaron más riqueza de la que nos dejaron”
b) “El sistema económico nos oprime y no nos permite progresar”
c) “En general los mexicanos que son ricos hicieron su fortuna quitándole a los pobres”
d) “El PRI y el PAN son corruptos porque se hicieron cómplices de los ricos”
e) “MORENA defiende a los pobres de los abusos y los privilegios de los de arriba”
f) “Los priístas y panistas que se pasan a MORENA se vuelven buenos políticos”
g) “La guerra de Calderón ocasionó la violencia que hoy existe en México”
h) “Es preferible recibir programas sociales del gobierno que democracia, libertades y derechos”
i) “El que parece pobre y humilde es bueno, el que parece rico y estudiado es malo”
j) “Si el PRI y el PAN nos robaban, no importa que ahora nos robe MORENA”
Usted lleva la cuenta del número de afirmaciones que desde su criterio son verdaderas. Ahora le presentaré las proporciones que resultaron en las encuestas que levantamos.
En ambas encuestas los segmentos que menos afirmaciones consideraron verdaderas fueron los menores de 40 años, al igual que quienes carecen de escolaridad y quienes cuentan con educación media o superior.
Dividimos las afirmaciones en categorías históricas, sociales y políticas. Luego contamos cuantas afirmaciones de cada categoría fueron consideradas verdaderas.
En el caso de las históricas las opciones eran de 0 a 2, en las sociales de 0 a 3 y en las políticas de 0 a 5.
Después, cruzamos esos resultados con una pregunta clave “Si en las próximas elecciones las opciones fueran votar por MORENA o contra MORENA, ¿cómo votaría usted?”.
Resulta que, a mayor número de afirmaciones consideradas verdaderas en cada categoría, aumenta la decisión de votar por MORENA. Esto ocurre en ambas encuestas. Lo anterior nos llevaría a suponer que a mayor número de afirmaciones consideradas como falsas crecería la decisión de votar en contra de MORENA. No resultó así, la mayoría de los informantes que no creen en esas afirmaciones se comportan con escepticismo y declaran que su voto “depende del candidato”.
Resulta evidente que MORENA construyó un andamiaje narrativo que embona con las creencias y sentimientos presentes en una parte de los mexicanos, mientras que ningún partido ha construido uno capaz de vincularse con la otra parte.
El votante de MORENA cree en el relato sobre el mexicano abnegado, víctima de los de arriba o los de fuera, oprimido por poderes metafísicos que le impiden progresar, burlado y traicionado por corruptos que se coluden para mantenerlo pobre, además de que vive profundamente resentido. Sin embargo, hay otros mexicanos que se ven a sí mismos capaces de progresar y de competir contra cualquiera en el mundo, se sienten orgullosos de su mestizaje, dueños de su destino, creen en su capacidad creativa y productiva, en la libertad, en la ley y en las reglas de la economía de mercado. A éstos últimos ningún partido político les habla y si alguno lo hace, no le creen.
Agustín Lage afirma que toda batalla política es una batalla cultural. Es cierto, la cultura está determinada por las narrativas que nos creemos. Si cambiamos los cuentos que elegimos creer estamos cambiando nuestra cultura y eso provoca que cambien nuestras preferencias políticas.
Con estos y otros hallazgos afirmamos nuestra convicción de que la investigación debe incluir nuevas herramientas, plantearse nuevas hipótesis y buscar nuevas respuestas. El antiguo paradigma del marketing político es incapaz de explicar el proceso de generación de preferencias e identidades en los mexicanos de hoy.
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