Hecho en México

Butaca 2504

Curioso momento vivimos como país en lo que a la escena musical y del entretenimiento refiere a nivel internacional; la aparición de nuevas plataformas de difusión y redes sociales ha hecho que la diversificación en nuestro país (al igual que en el resto del mundo) respecto a los exponentes musicales, figuras públicas y representantes del medio artístico sea cada vez más notoria y el alcance de éstas a
nivel global tienda a ser mucho más “indiscriminado”, por citar una palabra lo más acertada posible. Vivimos en una época donde la viralidad y el alcance tienen un peso importante para poder trascender y consolidarse en la industria, lo que implica que las rebanadas de pastel se reparten entre más personas de las que se hacía varias décadas atrás, cuando solo un par de cadenas o de medios tenían el control de lo que se decía, veía y gustaba; y nuestros “líderes de opinión” determinaban de forma sólida
quien sí y quien no estaba destinado a triunfar, incluso sin considerar al público que es
el consumidor final.

Y si bien a nivel México como país, parece que tenemos una sensación de que cada vez existe menos talento o expresamos descontento por, por ejemplo, los nuevos géneros musicales que toman relevancia, para el resto del mundo parece ser el momento en el que los mexicanos brillan más que nunca y demuestran una especie de personalidad que se asemeja a la realidad global de la que siempre nos vimos tan distantes incluso en los momentos de mayor nacionalismo.

Un claro ejemplo lo vimos en fines de semanas pasados, donde el ya tan internacionalmente famoso Peso Pluma se presentó triunfando en el festival “Coachella” en los Estados Unidos; y aunque en los últimos años se ha cuestionado la relevancia del mismo festival por la disminución de la euforia por el proyecto, aun sigue siendo un importantísimo referente a nivel mundial y uno de los escenarios míticos de muchos artistas a lo largo de los años se han presentado, figuras como Lana del Rey, Red Hot Chili Peppers o No Doubt; quienes han sido del agrado de miles de personas y exponentes importantes en este. Y la presentación de “Doble P”, de forma personal puedo decir, estuvo a la altura de lo que se esperaría de tremendo evento, no necesito ser el fan número uno para determinar que en cuestión visual y de
performance algo puede ser digno, independiente de si me gusta o no, y todo este análisis me lleva a preguntarme, ¿Qué es lo que ocurre con el fenómeno mexicano que sin importar el buen momento que pueda demostrarse a nivel mundial sigue sin tenernos contentos?

Voy a irme a otro claro ejemplo de esto y en algo mucho más universal y fácil de ver, el cine. Cuando “Roma” de Alfonso Cuarón se estrenó en 2018 fue sin duda un momento inmejorable para el mexicano, tuvimos en el foco a uno de los directores y productores mexicanos más prolíficos a nivel mundial, una figura de peso para la industria nacido en nuestros país, narrando algo que podemos ver en nuestro país y con un elenco compuesto por actores nacionales de gran talento; tuvimos a una protagonista que encantó al mundo y se convirtió en un ícono para los medios; la cinta en si fue un parte aguas para el naciente (hasta ese momento) mundo de las películas hechas para streaming y rompió la barrera haciendo que se transmitiera también en salas de cine y que la crítica especializada y el gremio de Hollywood permitiera que los trabajos que no iban directo a salas también fueran considerados para ser premiados.

Hablamos de un momento sin precedente en la industria del entretenimiento para México, y la reacción promedio del mexicano fue desacreditar por completo el trabajo de su protagonista, porque Yalitza Aparicio no cumple con los estándares de lo que el mexicano de cierto nivel cree que debe celebrarse a nivel mundial. Y al día de hoy, 6 años y muchas campañas, portadas y entrevistas después la percepción de muchos sigue siendo la misma.

Es muy curioso y triste porque como ha sido costumbre y sin novedad, la situación del mexicano que intenta triunfar fuera del país es muy complicada, vivimos en una desigualdad social cada vez más marcada por una enorme cantidad de variables y en todos los ámbitos. Tenemos jóvenes talentos en ciencias que no reciben el apoyo ni el reconocimiento necesario porque no es del interés del público, porque para instituciones no es una prioridad; tenemos atletas que luchan con todo por lograr un espacio para competir, como por ejemplo nuestro orgullo en el patinaje, Donovan Carrillo que con un difícil camino, contra las burlas, la indiferencia y el poco apoyo se ha hecho de un nombre y es un referente de nuestro país en el patinaje sobre hielo. Y en el otro extremo, futbolistas mexicanos mediocres dentro de una tremenda mafia de compadrazgos que además ganan millones, se sienten intocables y que creen merecen el reconocimiento y reverencia de pueblo solo por existir. Pocos actores o
cantantes han logrado por años hacerse de un camino fructífero y en ascenso en la industria internacional reciente, adicional a la indiscutiblemente estrella del cine en todo el mundo María Félix en el caso de las mujeres, y saltando directo a tiempos mucho más cercanos, pocos casos tuvimos después. Cuando Salma Hayek empezó a destacar, algunos compatriotas la criticaron por ser pretenciosa al querer hacer cine de
primer nivel y no más telenovelas. A recientes fechas hemos visto el ascenso de figuras como Danna Paola (just Danna ahora) o Eiza González, esta última conquistando muchos corazones con aquel vestido amarillo que lució en una entrega de los premios Oscar hace unos años, y nuestra posición es que no deben estar ahí porque a nuestros ojos no son lo suficientemente talentosas, o bonitas, o preparadas,
o no hacen lo que nos gusta. Y a mi parecer esa es mucha de la mentalidad que llegamos a tener; nos quejamos de la falta de referentes, de personas con valor que brillen, pero cuando alguien parece merecerlo no le damos el lugar que debería y solo esperamos que alguien más se lo de. Si alguien lo logra pero no hace lo que nos gusta no lo merece y no se le debe aplaudir y no nos representa, porque no canta lo que nos gusta, no se ve como queremos, no actúa en lo que gusta, no destaca en lo que nos
es afín.

Es como una insatisfacción sin fin en la que nunca habrá algo que nos llene, porque deseamos con fervor el reconocimiento al talento y el esfuerzo mexicano, pero solo en lo que nosotros queremos, para el tipo de personas que a nuestros ojos debe merecerlo, bajo los estándares que para nosotros son correctos, en lo que nos gusta y al mismo tiempo sin que nosotros seamos participes ni movamos un dedo por dar ese
empujón a la banda, artista, estudioso o atleta que si podría merecerlo, y por qué, porque quizá es bueno pero si no es tan famosos entonces mejor nos esperamos a que alguien más lo destaque. Queremos buenas películas mexicanas pero no las buscamos, esperamos que la publicidad lo haga por nosotros y luego nos quejamos de que es la misma basura y de las que si valían la pena ni nos enteramos; como al
menos 4 cintas del 2023 que nadie vio y alguna como “Tótem”, hasta se envió para candidatura al Oscar. Queremos buen teatro pero no lo apoyamos si no lo hacen figuras conocidas, en lugares de primer nivel y adicional que sea entretenido y barato; pero el teatro fresco y pequeño que se hace lo mal miramos porque no está a nuestra altura cuando muchos seguimos viendo la novela de las 9pm.

Si me lo preguntan a mí, puede no gustarme el trabajo de un mexicano, pero siempre aplaudiré y reconoceré los logros que tenga tanto dentro como fuera del país, y más si estos mismos salen de los estándares de lo que puede esperarse de alguien por su origen, vocación o determinación para conseguirlo; incluso en ocasiones por la suerte, porque si su trabajo es del gusto de muchos aunque para mí no lo sea, merece al menos mi silencio en cuanto dicha figura y su público, siempre cuando claro no
transgreda el respeto y la dignidad a otras personas que ojo, no es lo mismo a que comulgue con lo que yo creo que es correcto. Y por eso al final del día solo puedo pensar, que bien por quienes estén logrando un nombre importante, ojalá muchos de los que merecen reconocimiento lo logren y si lo que hacen no es de mi agrado simplemente evitaré mencionarlo (o siendo mi trabajo y mi deber le daré el crédito que le corresponda sin que necesariamente yo lo considere así de forma personal).

Puedo dar mi opinión y punto de vista pero esa no tiene que ser toda la verdad.

POR ANGEL SARMIENTO

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