Viaje todo inclusivo

B1804

Hace unas semanas ya que se anunció la nueva versión para teatro del clásico de clásicos “Romeo y Julieta” que será protagonizada por Tom Holland y Francesca Amewudah-Rivers en Londres, situación que generó gran controversia entre el público como es costumbre y una enorme serie de comentarios racistas ante la actriz francesa de descendencia negra.

Y es que en tiempos de inclusión no sería sorpresa que así como lo hemos visto en producciones de Hollywood, personajes que son parte de la cultura popular sean interpretados por actores que sea, a falta de una mejor expresión, parte de alguna minoría o que simplemente no son parte de un grupo que hasta hace unos años no cumplía con lo requerido para los estándares de la industria.

Esta decisión, más allá de determinar si me parece buena o mala, trae a mi mente una idea constante cada vez que esto ocurre; ¿si vivimos en tiempos de aparente justicia social y redención de daños, por qué nos empeñamos tanto en reescribir el pasado que ya no podemos cambiar en lugar de escribir un presente digno para todos?

Antes que nada, quiero dejar claro que esta postura viene desde mi punto de vista más personal y considerándome de alguna forma parte de uno de esos grupos que por diferencias de raza, sexo u orientación, por muchos años no han tenido el protagonismo o el reconocimiento necesario; y dejando muy claro este punto, no puedo evitar pensar; ¿es necesario reescribir el pasado en su totalidad para poder avanzar como sociedad? ¿es siquiera esto posible?

Para el caso de Romeo y Julieta, y para efectos de su narrativa (y en general de todas las ficciones que en tiempos modernos optan por este recurso de atraer al público haciéndoles notar que vivimos años donde para todos hay espacio y trato digno), no creo que sea realmente injustificable el cambiar la raza, nacionalidad, orientación, genero de sus personajes ni elementos; para eso es la ficción, para jugar con ella, para narrar historias reales o fantásticas que satisfagan al espectador con un mensaje, una reflexión o un momento de relajación verdadero; pero esta (a mi parecer) postura de vengador social ante el público, de redención social para el mundo, ¿es realmente una redención o solo una falacia de una realidad que aun es muy lejana?

Si, es muy contradictorio, tristemente contradictorio, que en pleno 2024 el color de piel de un actor sea el tema más polémico para el público.

Lo vivimos y vimos a diestra y siniestra el año pasado con la adaptación a Live Action de “La Sirenita”, donde el único tema del que se habló era de por qué Ariel era interpretada por una actriz que no correspondía con las características físicas del personaje, hasta se acusó a Disney de romper infancias con estos cambios (esas infancias ya estaban rotas desde que se casaron con la idea que el mismo ratón nos vendió hace más de 3 décadas atrás), pero nadie habló de lo realmente importante, de que la película no era buena, de que en verdad la adaptación no era lo suficientemente propositiva para ser recordada.

El elenco no hizo su mejor actuación, pero si algo puedo destacar de ese filme sin duda alguna fue el desempeño de Halle Bailey como Ariel, si alguien puso el corazón y alma en su personaje, fue ella y no tuvo que ser pelirroja ni escandinava para lograr una actuación digna.

Pero regresando al punto y lo que creo era verdaderamente importante cuestionar, ¿por qué era necesario reescribir una historia de princesas? no se supone que soñar con el amor de un príncipe y dejar todo por él no era algo a lo que una mujer independiente y capaz debía aspirar; si, mucho se ha justificado que la historia de la sirenita de Disney también habla de luchar por encontrar tu lugar en el mundo, a donde perteneces y como te sientes cómo contigo, y eso vaya que no lo cuestiono pero siendo honesto creo que buscamos como romantizar y justificar la historia, modernizamos un poco las motivaciones de la protagonista en nuestra cabeza y no salió mal pero, por qué el tema de ser inclusivo y dar voz a las personas que por mucho tiempo no tuvimos espacio no se enfoca más hacerlo en tiempo presente, en crear historias, relatos, experiencias de visibilidad del hoy, sin dejar del lado ese vergonzoso pasado que justo se supone está haciendo que queramos cambiar esa mentalidad.

Lo vemos bien logrado en historias de hoy, viene a mi mente la cinta “Todos Somos Extraños (All Of Us Strangers (2023)” de Andrew Haigh, que estuvo recientemente en cines y la próxima semana estará ya en plataformas digitales, porque es una historia que narra la vida, que narra el pasado, el amor y aunque se cuestiona como para los años 80s estaba mal visto que existiera una pareja del mismo sexo, la trama es una verdadera reflexión de muchos aspectos sociales y sobre todo personales; sobre el dejar y avanzar y curiosamente, lo último que te pones a pensar o aclamar es que la pareja principal sean dos hombres (se celebra de sobremanera eso si por la tremenda química entre Paul Mescal y Andrew Scott, porque te enamora su actuación no solo porque son 2 hombres), porque la historia tiene tanta calidad que todos esos detalles simplemente son, son parte de la narrativa, de la sociedad; no lo cuestionas, no lo piensas, no te lo tienes que justificar.

Eso para mí es verdadera inclusión, tan sutil y universal que simplemente te identificas y agradeces que haya relatos donde te puedas ver reflejado, porque es parte de la diversidad en la que se supone que estamos luchando por vivir y sobre todo en tiempo presente.

Lo sé, son trabajos y públicos completamente diferentes, con propósitos no precisamente similares pero que inevitablemente van a ser cuestionados por algunas personas que se encuentren de uno u otro lado del debate y por eso me atrevo a hacer la comparativa de que, a título personal, puedes readaptar una historia para hacer que más personas se identifiquen pero no puedes borrar que en algún momento no fue así, ese empeño que tienen las grandes productoras en reescribir clásicos para “hacer justicia” me parece una falacia y un arma de doble filo porque es como si quisiéramos borrar todo rastro de lo que se hizo mal como sociedad, y como dicen, aquel que olvida su pasado, está condenado a repetirlo.

POR ANGEL SARMIENTO

FACEBOOK /INSTAGRAM / X / TIKTOK: angelsarmiento

En línea noticias 2024